“El amor es para el niño como el sol para las flores. No le basta pan: necesita caricias para ser bueno y ser fuerte”.
Equipo de Infancia y Adolescencia Misionera OMP-A
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Celebrar en el mes de septiembre el “Día del niño” se ha convertido en un evento comercial, sin importar que la niñez que mendiga en las calles o sufre violencia en los hogares sea parte del paisaje “natural” de las ciudades hondureñas.
Cada año,el país celebra el “Día del niño y niña hondureño”, lastimosamente nuestra realidad demuestra que muchos han confundido esta fecha y la han comercializado a totalidad.Es importante advertir que,frente a este contexto, con pasos cortos pero con mucha seguridad la Infancia y Adolescencia Misionera (IAM) expresa el verdadero sentido de esta celebración a los niños y niñas, cuyo espíritu y fortaleza son grandes a pesar de su corta edad y estatura.
¡Qué maravilla que Jesús no excluye a nadie de ser su discípulo y servidor! Es decir, que todos los bautizados estamos llamados a predicar la buena nueva del Señor, lo que se necesita sólo es disposición en querer hacer las cosas bien y con un compromiso verdadero.
El amor es para el niño como el sol para las flores. No le basta pan: necesita caricias para ser bueno y ser fuerte (Arenal, C.), la fortaleza en el niño se alimenta día a día y los valores misioneros se van cimentando con el actuar y el accionar diario con el hermano que está a la espera y con el necesitado. Esa es la fortaleza que se trabaja en la Infancia Misionera, cuando los niños visitan a otros de su edad y les cuentan que hay un Dios vivo, un Dios responsable de la creación y que ha dado la vida por cada uno de nosotros.
También se ve reflejado en las visitas que la Infancia Misionera realiza a los enfermos, a los asilos de ancianos y a las organizaciones de niños. Lo más importante es que los niños y las niñas misioneras lo hacen con mucho fervor y con mucho ánimo,para representar el espíritu misionero.
Recordemos que cada uno de los misioneros predica con el ejemplo. Es por ello que los niños y las niñas son esencia pura de Jesús, ya que para predicar se debe haber vivido durante un buen tiempo en intimidad con Dios, invocando al Espíritu Santo por liberación y, al mismo tiempo,viviéndolo como el más próximo a mí (viviendo y entregándose al prójimo). Sobre todo, la IAM se forma para obtener conocimientos a lo largo de un buen tiempo, esto es, congregarse con las oportunidades que la Iglesia nos da, esos pozos que nos sacian, como en la parábola de la samaritana.
De todo eso nace la predicación. Todo niño viene al mundo con cierto sentido del amor, pero depende de los padres, de los amigos, que este amor salve o condene.