Óscar Díaz, es un hondureño de 25 años edad y hace siete años tomó la decisión de irse a Estados Unidos y al regresar a Honduras,retornó con un diagnóstico de meses de vida según los médicos.
Texto y foto: Delfina Janeth Lagos
dlagos@unicah.edu
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“Cuando a mí me avisan que mi hijo se había intentado ahorcar en la cárcel, me asusté pero por saber cómo estaba, porque jamás he creído esa versión, yo sé lo que tengo y sostengo que a mi retoño me lo maltrataron unos policías americanos” palabras de Nidia Hernández madre de Óscar Díaz, un joven que decide irse mojado a Estados Unidos y por cosas del destino cayó preso en ese país y fue en ese lugar donde casi pierde su vida, según relatos de esta madre.
Acostado en una camilla encontramos a este hondureño de 25 años de edad, con sus manos que no es posible sujetar algo, sus piernas débiles y el escuchar sólo su balbuceo nos dice que tiene problemas hasta para alimentarse, pero su sonrisa y sus mirada expresan que da gracias a Dios por su vida.
Pero con su media sonrisa de las ganas de vivir, y de la mano de uno de sus tíos y su acongojada madre que pide a gritos se aclare por qué le maltratarona su hijo a tal grado de dejarlo postrado en una cama o en silla de ruedas. “Es una injusticia relata esta dama lo que me le hicieron pero es cierto doy gracias a Dios porque está vivo y Dios hará justicia” señala.
“POR ANDAR ENGAVILLADO”
Platicar con doña Nidia, y saber el dolor que le da mirarlo en ese estado no es fácil, pues ella recuerda cuando lo miraba correr, reírse, pero todo cambio cuando él decidióbuscar el Sueño Americano de manera ilegal.Sentado a la par de su milagro Óscar, como ella le dice, nos relata.
“Mi hijo cae preso en ese país de los gringos, por andar engavillado con unos mexicanos, él tenía sus trabajo estable, pero por necio lo detuvieron, nunca fue sentenciado pero los mexicanos sí, eso era prueba que mi niño no era culpable, pero aun así estuvo cerca de tres años presos y sin sentencia. Durante ese tiempo él me escribía y me relataba como abusaban de él, me lo golpearon y me decía que eran unos policías. Yo desde aquí no podía hacer nada, trate muchas veces y nada”
Tiempos después recibo una llamada que mi hijo se había querido ahorcar, “cosa que nunca creí, yo luché y conseguí una visa humanitaria y me la dieron en la embajada y cuando fui a la cárcel y logre mirar a mi hijo, un impacto ver el estado en que estaba y el informe que me dieron ahí es que élestaba así por su intento de quitarse la vida, cosa que no es cierto”
“NO HAY APOYO”
“Al mirar mi situación me aboco al consulado de Honduras en ese país y qué recibí: negativismo, que no podían hacer nada y que no podían ni mandarme en un avión ambulancia, porque mi hijo no estaba muerto, me mire sola. Si tengo que agradecer alguien es al hospital donde estuvo Óscar, ahí me lo mantuvieron con vida y ellos por humanidad me costearon los gastos para no traer a mi hijo a Honduras en un vuelo comercial, ellos nos mandaron en un avión ambulancia, claro según ellos a mi hijo sólo le quedaban dos meses de vida pero aquíestá, ya lleva dos años con nosotros”
Mientras toca el rostro de su hijo, doña Nidia, con enojo repite en varias ocasiones“si espero que las autoridades hondureñas me ayudarán en EEUU, mi hijo se me muere se me muere, ahí nunca me resolvieron por qué lo metieron preso y como fue el accidente que me lo dejó con Asfixia Cerebral ya que ese es el diagnostico que me dio el neurólogo aquí en Honduras.
“APRENDÍ A CUIDARLO”
“No es ha sido fácil cuidarlo ya que su situación muy complicada comía a través de un tubo, se mantenía a puro oxígeno, pero ya ahora después de estos años ya respira por si sólo y trata de masticar y tragar sin mucha ayuda”
“Un tarea difícil pero Dios me lo regresó con vida y ahora él es la inspiración de toda la familia, Óscar lucha día a día por vivir, ya tiene 25 años y sé que mi niño se arrepiente de haber tomado la decisión de irse a EEUU, ojala él sea ejemplo para muchos jóvenes para que no se vayan, ya que si por cosas del destino les pasa algo ni los propios hondureños les brinda ayuda, concluyo doña Nidia mientras le daba un beso a su hijo