Iglesia madre de todos
El mensaje del Papa Francisco para la “Jornada del emigrante y del refugiado en el 2015” fue titulado: ”Una iglesia sin fronteras, madre de todos”. La idea principal es que la Iglesia, por su maternidad universal, no puede ser indiferente con los más vulnerables y excluidos, a quienes reconoce como víctimas de nuevas formas de pobreza y esclavitud.
Cada cristiano tiene que ser un imitador de Cristo. Por lo tanto, está llamado a reproducir en su propia vida, la gran dedicación que el mismo Cristo tuvo por servir a los más pobres y desamparados. Y actualmente, los emigrantes y los refugiados, en su tránsito desde su lugar de origen, hasta el sitio donde creen que existen las posibilidades de mejorar su calidad de vida, sufren un intenso drama inhumano de irrespeto, sufrimiento e incertidumbre.
La semana pasada, en esta misma sección Editorial, se analizaron las migraciones de América Latina a Norteamérica. Pero el Papa tiene, ante su vista, un panorama más amplio, con las oleadas de migrantes que buscan rehacer sus vidas en Europa. Familias enteras con sus seguridades desechas por la guerra y el terrorismo, en África y el Medio Oriente.
Claro testimonio de la inhumanidad que impera en esos sitios, fue la foto de Aylan Kurdi, un niño sirio de apenas 4 años que emigraba con su familia y apareció ahogado en una playa de Turquía. Y es que el conflicto de Siria está en plenaactividad bélica, y no se ha podido lograr la paz, debido sobre todo, a la intervención de intereses de gobiernos extranjeros. El resultado de este conflicto es la existencia de millones de refugiados que buscan huir, para salvar a sus familias, especialmente hacia Europa.
Simultáneamente, en vastas regiones de Irak, las huestes guerrilleras del llamado Estado Islámico, están tomando el control de ciudades hasta ahora ocupadas por cristianos.Se trata de un conflicto religioso fundamentalista, ya que el odio contra los cristianos se traduce en la esclavitud sexual para las mujeres y la pérdida de la vida para los varones.
El Papa Francisco destaca en su mensaje que esta es una época de enormes migraciones.Y que, “no es extraño, sin embargo, que estos movimientos migratorios susciten desconfianza y rechazo, también en las comunidades eclesiales, antes incluso de conocer las circunstancias de persecución o de miseria de las personas afectadas. Esos recelos y prejuicios se oponen al mandamiento bíblico de acoger con respeto y solidaridad al extranjero necesitado”
De hecho, los gobiernos europeos, con mucha reticencia, pues no todos están de acuerdo, están discutiendo en establecer cuotas de emigrantes y refugiados. También gobiernos como Inglaterra y Francia quieren aumentar sus ataques aéreos contra el Estado Islámico para reducir el número de migrantes hacia suelo europeo. Muchos países europeos miran la llegada de migrantes como un grave problema para sus respectivas naciones.
En cambio, el Papa Francisco, considera que la Iglesia por la fuerza de la fe, la esperanza y la caridad, puede reconocer a Jesucristo en los emigrantes, desplazados, refugiados y exilados. Y por ello, los fieles pueden colaborar con recursos económicos y ser capaces de compartir, si la ocasión lo demanda, el propio bienestar.
Indica el Papa Francisco que es preciso favorecer «el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación, a una actitud que ponga como fundamento la “cultura del encuentro”, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno»
También señala que el fenómeno migratorio se ha globalizado. Por lo tanto, la respuesta cristiana debe ser la globalización de la caridad y de la cooperación, para elevar las condiciones humanas de los migrantes.
Para enfatizar ese espíritu de acogida informó el Papa Francisco que en el Vaticano ya hay dos apartamentos listos para recibir a dos familias refugiadas o emigrantes, como gesto concreto de misericordia.
A la vez, ha pedido “a cada Parroquia, a cada Comunidad Religiosa, a cada Monasterio, a cada Santuario de Europa que acoja a estas familias”. La solicitud del Papa es que la acogida de refugiados se haga “en toda Europa y no sólo en algunas partes de Europa” lo cual involucra a todas las comunidades parroquiales.
La caridad cristiana tiene que ser concreta, no puede quedarse sólo en bonitas palabras y en buenos deseos.
El Señor Jesús indicó,quelo importante es amar al prójimo: “Tuve hambre y me diste de comer…tuve sed y me diste de beber…estaba desnudo y me vestiste…..”.