Semanario FIDES

EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

“Encontré oportunidades y me reinserté”

Monseñor Garachana exigiendo respeto a la dignidad de migrantes y privados de libertad.

Monseñor Garachana exigiendo respeto a la dignidad de migrantes y privados de libertad.

Desde un cambio de lenguaje hasta la aplicación de programas de rehabilitación  es la urgencia para apoyar a los migrantes y a los privados de libertad. Son dos puntos emergentes de una problemática nacional, indicó el Obispo Ángel Garachana.
Texto y fotos: Johanna Kattán
jokattan@unicah.edu
“No siempre vamos a ser privados de libertad,  necesitamos oportunidades, necesitamos de todos, desde la empresa privada, el Estado y la sociedad”, expuso Claudia, una de las internas del Centro Penal Sampedrano durante el foro  “Encontré oportunidades y me reinserté”.
Pastoral Penitenciaria y la Pastoral de Movilidad Humana junto a Alianza por la Paz y la Justicia organizaron este foro en San Pedro Sula, donde se expuso dos temáticas: Las personas privadas de libertad (su rehabilitación al interior del centro penal y su reinserción social una vez en libertad); y la realidad nacional de los migrantes como un efecto multi causal.
Más que un foro, un llamado esperanzador para lograr la reinserción social de ambos grupos: privados de libertad y migrantes.“Prevención, rehabilitación y reinserción  quedan englobadas en una propuesta más positiva: promoción de las condiciones de desarrollo de una vida digna para todos”, dijo el Obispo de la Diócesis de San Pedro Sula, Ángel Garachana.
“Ambos grupos humanos viven situaciones dramáticas de falta de condiciones dignas para el desarrollo de su vida humana. El privado de libertad ha sido sacado del ambiente familiar y social para ser ubicado en un lugar donde sí está privado de libertad pero no de su dignidad, continúa siendo persona y no un animalito encarcelado”, aclaró el obispo.
Señaló que se remarca una severa exclusión a quienes viven estas complicadas realidades. “El migrante, las causas diversas le han llevado a tomar una decisión de ser excluido del hábitat, del ambiente propicio para el desarrollo de su vida. En Honduras, la migración es prácticamente migración forzada o por la pobreza o por la violencia y,  por tanto,  se da una exclusión del ambiente en el que normalmente debería desarrollarse a la vida de esa persona, porque ese ambiente no ofrece las  condiciones dignas para el desarrollo de su vida”.
Destacó que es preciso prevenir “la mejor manera de formar una conciencia moral es proponer valores,  promover el bien. Lo que llamamos prevención, yo diría la palabra clave es promoción de las condiciones de vida que favorezcan el que todo ciudadano  hondureño pueda desarrollar esa vida”.
Se le da la espalda en casa a los mismos hondureños migrantes y los privados de libertad, “no son dos cuestiones aisladas sino que están relacionadas. Son dos puntos emergentes de una problemática nacional”, agregó monseñor Ángel.“Apuntar unas soluciones está bien, pero esas soluciones tienen que enmarcarse en una propuesta política mucho más amplia del desarrollo de las condiciones de vida humana dignas para todos  hondureño, es lo que la iglesia en su Doctrina Social llama La Promoción del Bien Común, que es el bien integral de todos”.
Otras propuestas son las de crear una nueva conciencia, “cambiar la arquitectura mental, cumplir la arquitectura legal, y cambiarse la arquitectura de los edificios materialmente considerados.  Esmás importante el cambio mental de las personas que están llevando los centros penales, con personas preparadas con una nueva concepción de lo que son los centros penales”.

Aplicar la Ley del Instituto Penitenciario.
“Con todo respeto al presidente de Honduras, le digo que él siendo presidente del Congreso Nacional aprobó la Ley del Instituto Penitenciario, se hizo el traspaso a los civiles, dos personas que comenzaron a dirigir el Instituto, y nosotros trabajamos la Pastoral en ello, cambio de personal, la preparación de la Policía Penitenciaria específica para ellos, y qué situación estamos ahora, suspendida la Ley del Sistema Penitenciario y militarizados los centros penales”, apuntó el Monseñor Garachana.

Reinserción
“Urge un centro donde acoger a los migrantes, tener ofertas de trabajo, algo se estáhaciendo pero se necesita ayuda, y esto es tarea del gobierno. La PastoralJuvenil  también puede acoger al joven que sale del centro penal. Las familias pueden involucrarse, apoyando al que sale e invitarlo comenzar su libertad en su parroquia, y en familia” Monseñor Garachana.

Propuesta
“Socialmente se necesita un nuevo lenguaje, una nueva mentalidad,  una nueva cultura respecto a los migrantes y a los privados de libertad. Me indigna la Ley Pica Piedra, eso es un desprecio, y que lo diga un presidente! Eso es indigno!: Monseñor Ángel Garachana.

Abogada Blanca Valladares
“Con acciones se habla. La rehabilitación con teatro, ahí dentro de esos muros, existen eventos donde los privados de libertad demuestran sus diferentes características, desde peluquerías hasta la fabricación de adobes o la elaboración de hamacas en las zona norte, como Olanchito o La Ceiba, personas que quieren demostrarnos que sí pueden, que aunque no tienen libertad: sí pueden. Algo muy importante es que ex privados de libertad forman parte de la Pastoral Penitenciaria, tenemos el caso de un joven de El Progreso, que ya ganó su libertad ahora está en ese proceso de reinserción, y Monseñor lo está ayudando en este proceso, frente a toda esta presión social que tiene, él ahora es parte de la Pastoral Penitenciaria y todo esto se resume en la frase: esperanza. La pastoral debe ser una instancia de incidencia y denuncia, pues ellos tienen el conocimiento de cómo están las situaciones de complicadas dentro de estos recintos, tenemos un reto, planteado por Monseñor, y nosotros como parte de la sociedad debemos retomarlo, como una manera de cultura que inicia desde la manera en la que nos referimos a un privado de libertad”.

Abogada Ana Wendy Cruz
“La ley del sistema penitenciario establece un tratamiento progresivo, que implica un estudio personalizado de cada privado de libertad, atendiendo su personalidad, salud, mente, peligrosidad, y otros factores que son ejecutados por profesionales especializados. Requieren para su reinserción, esto no ocurre porque el Estado no ha formado políticas que permitan que la persona pueda reintegrarse a la sociedad, además de un tratamiento post carcelario, una vez que ha salido de la cárcel, para alejarse del estigma derivado de haber sido una persona privada de libertad.
Después de estar privado, enfrentar el mundo resulta muy difícil, por eso ese granito de arena que siembra la Pastoral Penitenciaria ayuda a estas personas a que puedan formarse y tener un futuro, pero si fuera el Estado el que organizara este tipo de programas, sería mucho mejor. Esto posiblemente influiría en tener menos delincuencia fuera. Necesitamos un cambio, para cambiar la realidad penitenciaria y el estado no siga siendo condenado por la situación de los privados de libertad”.

Abogada Fátima  Mena
“En el Congreso Nacional se habla de la Ley de Trabajo Obligatorio para personas privadas de libertad, pero políticamente le llaman  Ley Pica Piedra, desde ahí podemos ver el mal enfoque que desde la concepción de la ley el Estado le da este tema.
Vemos que en la exposición de motivos de estas leyes hablan sobre la preocupación ante la situación del crimen organizado. Quienes hemos trabajado con privados de libertad, sabemos que no representa ni la cuarta parte de la población que están en los centros penales las persona  vinculadas al crimen organizado. Entonces tienden a querer atemorizar a la sociedad y a querer tratar esto desde una perspectiva partiendo de algo que no es correcto”.

Sor Valdette Willeman
Realidad nacional migrantes de Honduras. “Hablar del migrante no es hablar de una persona invisible. Hablar en Honduras de migración es una migración forzada, no una migración espontánea. Ninguna persona es ilegal! No son mojados, son personas que tienen nombre.
Hablar de una persona indocumentada es un término que ya no usamos más. Los periodista me preguntan, cuánto mojados llegaron? No son mojados, vienen secos, son personas! Son nuestros hermanos. Cuando los deportan vienen esposados de manos, cintura y pies… Son tratados como animales. A veces pasan 24 horas en el avión esposados pues el avión va recogiendo deportados por estado.
Necesitamos ofrecerles oportunidades, empleo.  La acogida fraterna es muy importante. Los migrantes que viene, el  82 por ciento son campesinos, no saben ni firmar, y no tiene posibilidad de trabajar en micro empresa. Son casi 42mil hondureños retornados. La corrupción e impunidad son las principales causas de migración. Se necesitan voluntarios y que la empresa privada brinde oportunidades, capacitaciones. Si el migrante no es tu hermano, Dios no es tu padre”.

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Esta entrada fue publicada el 4 septiembre 2015 por en Diócesis, San Pedro Sula.
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