Un nuevo diácono, al servicio del pueblo de Dios
Varios sacerdotes y diáconos concelebraron, junto al Cardenal Rodríguez y Monseñor Pineda.
Al momento en que Carlos ingresó al Templo, los presentes lo recibieron con fuertes aplausos, este gesto manifestó el cariño del que se ha hecho acreedor, por su trabajo y entrega.
Texto y fotos Lilian Flores
liflores@unicah.edu
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Verdadera fiesta se vivió en la parroquia Cristo Resucitado de la colonia Loarque, al celebrar la ordenación Diaconal de Carlos Humberto Aguilera Rodríguez, quien se mostró muy seguro de ofrecer su vida al Señor.
La Iglesia estaba abarrotada de parroquianos, así como de personas que en excursión viajaron desde el lugar de origen de Carlos y de algunas comunidades en donde realizó su experiencia pastoral. La madre del nuevo servidor de Dios y sus hermanos estaban en primera fila, a la espera de su llegada.
Esta celebración fue presidida por El Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, acompañado del Obispo Auxiliar Juan José Pineda, así como algunos sacerdotes y diáconos de la Arquidiócesis. También hubo presencia de sacerdotes y diáconos de la Diócesis de Choluteca de donde es originario Carlos Humberto.
Pese a que en medio de la celebración se produjo un corto circuito que dejó a oscuras todo el Templo, la alegría que en ese momento se vivía no se opacó y la ordenación se desarrolló como estaba prevista.
EL DÍA FELIZ
Las palabras que el Cardenal Rodríguez, utilizó fueron la de un padre para con su hijo, “mi querido Carlos ha llegado el día de tu ordenación diaconal, y el Señor Jesús te acaba de decir en el Evangelio, he deseado ardientemente comer esta Pascua contigo”De igual manera le hizo hincapié a Carlos, que como diácono debe servir a la persona de Cristo, que solamente así podrá servir a la Iglesia, a la Arquidiócesis y al pueblo, “tú te ordenadas bajo la palabra de orden que nos ha dicho el Papa Francisco, ¡La Alegría del Evangelio!, hoy todos estamos alegres porque el Señor te ha escogido para servir”.
SERVICIO
El servir debe de ser una clave para la vida, significa dejarse imponer el yugo del Señor, sin buscar las prioridades para uno mismo, “hacemos lo que la Iglesia nos dice y trabajamos donde la Iglesia nos llama, tratamos de ser servidores, que no hacen su propia voluntad sino la voluntad del Señor”
Hizo referencia a la carta del Apóstol San Pablo, “en la Iglesia debemos de ser embajadores de Cristo y servidores del Evangelio, el Señor te ha dado la gracia de comprender la cruz, porque te ha tocado llevarla, esta primera meta, tendrá que seguirte fortaleciendo, nada ni nadie te podrá separar del amor de Cristo”.
AGRADECIDOS
La emoción embargó la vida de Carlos al ser ordenado diácono, “doy gracias al Señor por haber fortalecido mi fe y confiarme el Ministerio en el Orden del Diaconado, al Seminario Mayor casa en la que me formé, donde aprendí lo que pondré en práctica con el pueblo de Dios, que son ustedes” son algunas de las palabras que el diácono compartió con los ahí presentes.
Doña María Rodríguez madre de Carlos viajó desde Choluteca, junto a sus demás hijos, para ser testigos de la ordenación en la que Carlos dijo “sí” al llamado del Señor, al preguntarle a doña María que significaba ese día para ella nos respondió “me siento feliz y agradecida con Dios porque escogió a Carlos entre muchos, para ser un hijo más de él, sé que mi hijo ha encontrado su felicidad en esta vocación, cuando me dijo que quería ser sacerdote sentí un dolor muy grande porque me iba a dejar sola, pero luego comprendí que ese era su misión y desde ese momento lo apoyamos en todo”
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