El valor de la familia
Mañana finaliza en la comunidad católica hondureña: “el Mes del Matrimonio y la Familia”. Ha sido un espacio de oración, liturgia, educación y actividades pastorales, donde se ha instruido y se ha reflexionado, sobre la institución familiar, como elemento esencial de la vida social, política y económica. Y como instrumento de difusión del Reino de Dios.
Es una labor formativa importante, que es preciso continuar, pues la sociedad hondureña está inmersa en la cultura de la corrupción. En el sentido de que es una sociedad que apuesta por obtener ganancia económica, por encima de la justicia y el derecho. En el seno de esa cultura, emergen el desempleo, la inseguridad ciudadana en distintas manifestaciones y el tráfico de drogas, todo lo cual afecta la estabilidad de las familias.
Por ello, el Papa Francisco instruyó sobre la familia a un grupo de Obispos, así :”Hoy, la familia es despreciada, es maltratada y lo que se nos pide es reconocer lo bello, auténtico y bueno que es formar una familia, ser familia hoy; lo indispensable que es esto para la vida del mundo, para el futuro de la humanidad”
En las condiciones de pobreza en que subyace la mayoría de la población hondureña, se hace imperativo que tanto el Estado, como la sociedad civil, no puedan ser indiferentes, ante los males sociales, políticos y económicos, que afectan el fundamento de la propia sociedad, pues de manera cruel, atentan contra la integridad de las familias.
También las familias sufren los ataques de las propias autoridades del Estado, que se unen con potencias extranjeras, para impulsar campañas de natalidad, centradas en la búsqueda de la anticoncepción. Son situaciones en que se vulnera la identidad y la esencia del matrimonio católico, que por su naturaleza está abierto para acoger la vida.
Tanto los gobiernos, como algunas organizaciones tienen el criterio de que los problemas del crecimiento de la población, pueden ser solucionados únicamente por el control natal, lo cual es equivocado. Lo necesario, es trabajar solidariamente, para que exista una distribución más equitativa,y así poder estructurar una sociedad más justa y pacífica.
Es importante que como resultado de toda la actividad desplegada en el “Mes de la Familia”la sociedad hondureña, pueda comprender con claridad, los siguientes conceptos: A) La familia es una unidad social, jurídica y económica, célula primigenia de la sociedad. B) La familia es una única comunidad de amor y solidaridad, que no puede ser igualada como maestra y transmisora de valores culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos y C) finalmente, la familia es esencial para el bienestar y desarrollo humano de sus miembros y de la sociedad entera.
Otro concepto que se debe comprender claramente es que una familia que se ha fundado en un matrimonio por amor, se constituye en un santuario de la vida. La vida entendida como un don de Dios, no como un mero acto biológico. La familia fundamentada en el amor, es el ambiente propicio donde la incipiente vida de un ser humano, puede ser acogida y protegida, hasta lograr obtener un auténtico desarrollo humano integral.
Por esta misión, los esposos deben ser responsables en el ejercicio de su paternidad y su maternidad, lo cual implica desechar motivaciones egoístas y asumir con decisión los deberes que están incluidos, en la aceptación consciente, de dedicarse a la protección y formación de cada uno de sus hijos.
Formación paternal que implica hacer posible que los hijos sean personas honestas, que actúan como cristianos, y que hablan siempre con veracidad y rectitud. El objetivo debe ser que los hijos lleguen a desarrollar la capacidad de pensar y vivir siempre con coherencia cristiana, y que sepan discernir la Palabra de Dios,siendo compasivos y solidarios con sus congéneres.
La institución de la familia en Honduras enfrenta muchas dificultades. Las familias que están asentadas en los barrios marginales, luchan denodadamente por respaldar y formar a sus hijos; sostenidas únicamente por la fuerza de su fe en Dios. Así como las familias que viven en las zonas rurales. Es función del Estado y la sociedad civil, asegurar a las familias trabajo, educación, salud, seguridad ciudadana, en un ambiente de paz y equidad. En definitiva, la prioridad es fortalecer la familia como condición “sine qua non” para alcanzar el Bien Común.
Como lo expresara sabiamente el Señor Jesús: “Ámense unos a otros….Como Yo les he amado”