Semanario FIDES

EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

¡Querido Padre Eudes, enséñanos a ser como tú: a no tener miedo!

La comunidad eudista sirve incansablemente en la formación de los futuros sacerdotes.

La comunidad eudista sirve incansablemente en la formación de los futuros sacerdotes.

San Juan Eudes, un santo que no tuvo revelaciones extraordinarias, ni visiones sobrenaturales, supo hacer de su vida, un testimonio vivo de entrega total y sin miramientos al servicio del Evangelio.
Texto: Padre John Alvaro
Herrera García/cjm
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“Juan Eudes nació en Francia. Su tiempo fue el siglo XVII…”  Son las primeras palabras con las que muchos eudistas, nos hemos encontrado al estudiar en nuestros primeros años de formación, la vida y obra de San Juan Eudes. Podemos decir, que son el “había una vez…” de la historia eudista que presenta toda una vida de entrega al servicio del Evangelio. Es así como un hombre de baja estatura pero con una voz colosal, se preocupó de gran manera por la formación de los presbíteros de su época, para que fueran, a ejemplo de Cristo: santos.
Para ello, uno de los primeros pasos es poder formar a Jesús en nosotros. En nuestro mundo actual que nos llama constantemente al tener, al poder, al enriquecernos rápidamente.  La propuesta del Padre Eudes encierra el más grande de todos los tesoros: “nuestro principal deseo, empeño y ocupación debe ser formar a Jesús, haciéndolo vivir y reinar en nosotros con su espíritu, devoción, virtudes, sentimientos, inclinaciones, disposiciones” . Es vivir “a la manera de Cristo” como el Padre Eudes desea que cada uno de nosotros pueda establecer ese tesoro infinito de gracia y santidad.El reto de todo cristiano en este claro y preciso objetivo de buscar la santidad, estará en vivir como Cristo, actuar como Él, pensar como Él lo hizo en su vida mortal y,  sobretodo,  amar incondicionalmente a toda persona sin ningún distingo social, político, económico o étnico.
San Juan Eudes también se trazó este mismo objetivo, y amando a sus semejantes,fundó la Congregación de Jesús y María para: “trabajar en la salvación y santificación de los eclesiásticos. Porque equivale a salvar a los salvadores, dirigir a los directores, enseñar a los doctores, apacentar a los pastores, iluminar a quienes son la luz del mundo, santificar a los que dan la santidad a la Iglesia”
Y éste continúa siendo el reto de todos los eudistas que trabajan diariamente por la evangelización y la formación en los distintos lugares de misión. Y especialmente en Honduras, que desde 1993, la comunidad eudista sirve incansablemente en la formación de los futuros presbíteros desde el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa. Igualmente en la evangelización del pueblo de Dios por intermedio de dos parroquias: el Espíritu Santo en Tegucigalpa y San Antonio de Padua en Tela.
San Juan Eudes, un santo que no tuvo revelaciones extraordinarias, ni visiones sobrenaturales, supo hacer de su vida, un testimonio vivo de entrega total y sin miramientos al servicio del Evangelio, tomando sólo consigo la profunda vocación de ayudar a los enfermos de peste, a colaborar en el cambio de vida a mujeres de la calle, a evangelizar en las misiones y a la formación del clero.
Hoy los eudistas también tenemos muchos retos que cumplir, sueños que alcanzar, por ende, le pedimos a nuestro Padre Eudes, que nos ayude a no tener mied

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Esta entrada fue publicada el 24 agosto 2015 por en Ecos del Seminario.
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