El Monasterio está ubicado en el departamento de Comayagua y se encuentran 25 Hermanas Clarisas, la mayoría son jóvenes.
Texto y Fotos Pablo Benítez.
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El Nuncio Apostólico en Honduras, Monseñor Novatus Rugambwa, visitó el Monasterio de las Hermanas Clarisas en Comayagua donde presidió la Eucaristía el día en que la Iglesia celebra a Santa Clara de Asís.
El 11 de agosto pasado, antes de presidir la Misa en honor a Santa Clara, el Nuncio Apostólico visitó el monasterio de las Hermanas. Fue acompañado por el Obispo de Comayagua, Monseñor Roberto Camilleri.
Recorrido
Visitó el postulantado y el noviciado, también el jardín amplio y el cementerio del monasterio donde dirigió una oración por las dos hermanas difuntas que se encuentran allí. Las hermanas le enseñaron también su pequeña granja donde tienen conejos, pollos, ganzos y un perro que por las noches cuida el monasterio.
También Monseñor Novatus pudo apreciar donde las hermanas hacen las hostias (grandes y pequeñas) para la celebración de la Misa y donde bordan y hacen manteles para los altares y vestimenta litúrgica para sostenerse. En el Monasterio hay 25 hermanas, la mayoría jóvenes. Antes de la celebración de la Misa, el Señor Nuncio mantuvo un diálogo muy amable con las hermanas en el comedor del monasterio.
Eucaristía
A las 9.00 a.m. se celebró una Misa solemne en honor de Santa Clara de Asís. La Eucaristía fue concelebrada por Monseñor Roberto, el Padre Herminio Padilla, Vicario General, y varios frailes franciscanos (OFM y Frailes de la Renovación). Muchos bien hechores y amigos y amigas de las Hermanas Clarisas participaron en la Eucaristía.
Durante la homilía, el Nuncio dijo entre otras cosas: “Ante todo, agradezco a la Madre Abadesa y a la comunidad de este Monasterio por haberme invitado para presidir esta Santa Misa que celebramos en ocasión de la Solemnidad de Santa Clara. Saludo a todas las monjas en nombre del Santo Padre, lo cual, como Pastor universal de la Iglesia, no deja de orar por ustedes y les envía su Bendición Apostólica.
Saludo a todos los sacerdotes aquí presentes y a través de ustedes, saludo sus comunidades y parroquias. Saludo a todas las religiosas y los fieles, que juntos a las Clarisas están contribuyendo fuertemente a la construcción del Reino de Dios en esta diócesis y en este país, Honduras. Les agradezco también en nombre de la Santa Sede.
Amor infinito
La solemnidad que estamos celebrando hoy en este Monasterio, pone delante de nosotros una de las figuras más importantes en la historia de la Iglesia, Santa Clara de Asís, que fue y continua siendo un don de Dios por la humanidad. Hoy somos verdaderamente un pueblo en fiesta, junto a las monjas celebramos con júbilo, no solamente para sentirnos alegres, sino también y sobre todo, para aprender de Santa Clara de Asís como vivir las virtudes divinas y para invocar su intercesión por el camino de fe de todos nosotros.
La decisión de Santa Clara de abandonar a su familia, las riquezas, la vida cómoda y todas las seguridades de este mundo y abrazar la vida y el espíritu manifestados en San Franciscode Asís, presenta Santa Clara como una persona que reconoció el amor infinito de Dios y que se dejó capturar y guiar por este amor. Santa Clara abrió su corazón, permitió a Dios entrar en ella, en el pleno reconocimiento de Su misericordia y compasión. Este abandono de sí misma en Dios y la adhesión al amor divino hicieron de Santa Clara muy feliz.
Como experiencia personal… en mi diócesis de origen, hay un monasterio de Clarisas; y en el país donde serví antes de venir a Honduras, hay tres monasterios de Clarisas! Una de las muchas características de las Hermanas de Santa Clara es la “alegría” incluso cuando las condiciones de vida no son buenas! Nunca vi una hermana Clarisa triste, ¡nunca! Siempre hay esta alegría emanada por cada Clarisa. Podemos preguntarnos, por qué. La respuesta es que las Clarisas, experimentando la vida comunitaria basada en la caridad y en la humildad en el Señor, crean para todos los miembros del monasterio un ambiente genuinamente alegre. Encontré este aspecto en este Monasterio de las Clarisas en Comayagua. ¡Manténganlo por favor! Que cada una viva para el bien de las otras.
Que por la intercesión de María Santísima, de San Francisco y de Santa Clara de Asís, la bendición de Dios acompañe a cada uno de nosotros en nuestro vivir y servir en cada momento”.
Después de la Misa, todos los presentes fueron invitados a un almuerzo gentilmente preparado con mucho amor por los bienhechores del monasterio.
Las hermanas Clarisas agradecieron al Señor Nuncio por la bendición de tenerlo en su monasterio y por presidir la Santa Eucaristía y compartir con ellas la alegría de ese día y expresaron su deseo que las visite de nuevo en un futuro cercano.