Las FAMISION, parte de las OMP-A han salido a las periferias de la capital a compartir y solidarizarse con otras familias.
Si Jesucristo es el centro de toda actividad en las familias cristianas, si padres de familia, hijas e hijos creen esto y lo viven, ¿cómo podrían quedase callados y no contárselo a los demás?
Familias Misioneras
(FAMISION) OMP-A
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Las sagradas escrituras ilustran diversos pasajes donde la familia se ven confrontadas para adoptar una posición a favor o en contra de la voluntad del Señor. Así, recientemente se veía en la liturgia de las eucaristías, cómo las familias israelitas adoraron un becerro de oro –falso dios como lo es en la actualidad el dinero- y exigían a Moisés volver a la esclavitud en Egipto. Por el contrario, Josué renuncia a adorar dioses de los pueblos vecinos, sentenciando: “yo y los míos daremos culto al Señor” (Jos 24,15).
También el papa San Juan Pablo II hizo profundas reflexiones sobre estos temas, advirtiendo contundentemente que “la familia es misionera, o no es una familia cristiana”. En la Familiaris Consortio,comenta además que los matrimonios y las familias edifican la Iglesia y que“dentro de la familia la persona humana no sólo es engendrada y progresivamente introducida, mediante la educación, en la comunidad humana, sino que mediante la regeneración por el bautismo y la educación en la fe, es introducida también en la familia de Dios” (FC No. 15).
“Las familias, sobre todo, los padres han de ser conscientes de que deben dar una contribución particular a la causa misionera de la Iglesia, cultivando las vocaciones misioneras entre sus hijos e hijas” (FC.54), apunta San Juan Pablo II. Desde esa iluminación doctrinal, las Familias Misioneras (FAMISION) que se han organizado en la Arquidiócesis están reflexionando sobre qué compromisos pueden asumir tanto padres como hijos e hijas.
Compromisos
¿Qué estamos dispuestos a hacer como familia para analizar y meditar sobre la palabra de Dios y nuestra misión en la vida de la Iglesia? Entre otras opciones, en Famision se ha comentado que:
– Esta experiencia de comunión, fuerza y cohesión vivida dentro de la familia debe proyectarse a la sociedad, siendo el motor del desarrollo de la misma.
– Hay que contribuir a la edificación del Reino de Cristo en la historia, mediante la participación en la vida y misión de la Iglesia.
– Rezar el Rosario Misionero, por lo menos una vez al mes.
Quienes integran Famision, como parte de las Obras Misionales Pontificias Arquidiocesanas (OMP-A), dan testimonio de que el apoyo de unas familias con otras les han ayudado en su momento de crisis diversas, como la enfermedad. Adultos y jóvenes han compartido que se sienten alegres por la fortaleza y las oraciones de cada familia para superar las adversidades en el nombre del Señor.