Semanario FIDES

EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

Y voy por más

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Caminar
Y voy por más
Jóse Nelsón Durón V.
Esta frase no fue expresada por un jugador de la selección de fútbol de Honduras después de un triunfo o un buen o regular partido; ni por un estudiante de la UNAH ante la mejora de su índice académico; ni por un político interesado en mejorar los logros del actual gobernante en la disminución de los índices de la criminalidad, la percepción internacional sobre el país, el incremento de los indicadores macro económicos…
No, para nada; ellos parecen andar en las nubes.La frase fue expresada por mi amiga; se llama Karen, trabaja en un restaurante de comidas rápidas, donde ha encontrado nimios medios, no por la excelencia de su emolumento, sino por el orden y magnífica administración de sus bienes, así como sudisposición, garra, coraje y enormes esfuerzos para mantener su familia; está a punto de terminar su casita, tiene planes de comprarse un vehículo y continuar estudiando en la Universidad.
Ante mi cuestión: ¿Cómo anda todo?, me ha contado tan agradables noticias y me ha dicho: ¡Y voy por más! Busqué asiento y escondí mi rostro entre manos con el gozo y el honor de tenerla como amiga. Y pensando en qué diferencia haríamos si tuviésemos esa actitud ante la vida, que tan difícil es para tantos. Y pensé que el Señor había dicho tales palabras para este artículo.
Antes de continuar, debo hacer constar que la intención es comentar sobre una especie de modorra y de falta de entusiasmo que engarrota a muchos, quizás relacionada con el grado de frustración insertado en el ánimo de las personas por los problemas de la impunidad y de la corrupción, mezclados con un anticipado sentimiento de pérdida e impotencia. Aunque pensándolo bien, mi deseo principal es comentar acerca de los héroes anónimos que con éxito libran grandes batallas en el decantar de la vida, pese a las múltiples limitaciones impuestas por los salarios (apenas alcanzan para un poco de sal), los altos costos de la vida y la tremenda sensación de peligro en el vivir. Ya quisiera ver ese ánimoy vigor de Karen en el sector estudiantil, sindical, magisterial, político, periodístico, deportivo, empresarial, laboral y en todos los ámbitos de la vida, de tal manera que tuviésemos ejemplos vivos capaces de inspirar cambios en nuestras actitudes y comportamientos en pro del bien común, que, por ser de todos, debería ser meta primordial de todo esfuerzo, labor, pensamiento y plan; al fin y al cabo, se trata de morir a uno mismo para transformarse en hermano de los demás. “Dejen que el Espíritu renueve su mente y revístanse del nuevo yo, creado a imagen de Dios, en la justicia y en la santidad de la verdad.”, nos dice san Pablo.
La actitud de los hermanos ticos y de los alemanes en el mundial; la garra, valentía y decisión que demuestran las madres de las periferias de la ciudad, que viven violencia, injusticia y desprecio familiar; las madres de familias no tan pobres que pasan por lo mismo; los pobres que sudan a cántaros todo el día a cambio de unos cuantos lempiras, que rajan piedra y sus espaldas para llevar unos centavos negociados con sus jefes, porque entre menos se da al trabajador más se gana; las jóvenes orilladas hasta el abismo de la venta de sus cuerpos, porque no hay oportunidades… toda esta gama e historial de heroicidades deberían ser no sólo mencionadas para causar un efecto o una respuesta, sino para dar envidia a algunos y vergüenza a otros, que saben perfectamente ser causa de vergonzosas segregaciones e injusticias humanas. Para los otros, que todavía nos queda un pedazo de corazón, el ejemplo de Karen y de tantos otros titanes que en el cielo son epónimos, debe llenarnos de orgullo, de esperanza y de gozo.
El tiempo actual es propicio para observar por el lado y en la dirección correcta, no hacia donde dictan intereses mezquinos e historias manoseadas por la corrupción y por delitos contra lesa humanidad, por la venta de medicinas pirujas, licitaciones amañadas, nombramientos de dedo, casos de nepotismo, mentiras, acusaciones sin fundamento, restriego de leyes y ajado de dignidades con la complicidad de una impunidad ya caduca que impide el castigo de muchos. Señor, concede a Karen y a todos tus hijos esforzados tu santa bendición y alcánzales todas sus metas, para que logren todo lo que merecen. Así sea.

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Esta entrada fue publicada el 31 julio 2015 por en Caminar, Punto de Vista.
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