Con el tradicional Guancasco, Lepaterique y Ojojona entrelazan y arraigan sus costumbres y su fervor religioso.
Texto y fotos Lilian Flores
liflores@unicah.edu
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Las polvorientas calles, el aire fresco, la amabilidad de su gente, y sus grandes arboledas son características del municipio de Lepaterique. Este es un pueblo muy pequeño en extensión territorial, pero muy amplio en generosidad, responsabilidad y entrega.
Al llegar a este pequeño pueblo se observaban los coloridos banderines colgando en las principales calles, el sonido de los cohetes y el ambiente festivo anunciaban la alegría de agasajar a su santo patrón, Santiago Apóstol.
El insistente repique de campanas anunciaba que la hora para la Eucaristía estaba cerca, esto hacía que los feligreses se dirigieran presurosamente a la Iglesia para buscar un lugar donde sentarse y participar del banquete que estaba a punto de servirse.
Fue tanta la gente que de diferentes lugares llegó para ver al apóstol Santiago y San Sebastián que el Templo fue insuficiente para albergarlos. La devoción y el compromiso de pagar algunas promesas a estos santos hizo que se propiciara grades filas para poder tocarlos y depositar flores y ofrendas a sus pies.
ENCUENTRO
La Eucaristía fue presidida por el padre Tony Salinas párroco de Ojojona, quien un día antes llegó junto a más de 120 personas de su parroquia, quienes recorrieron caminos pedregosos, cargando a San Sebastián para encontrarse con Santiago en el tradicional Guancasco.
“Desde una época muy remota existe un compadrazgo que se llama Guancasco entre las comunidades que se ven visitadas en enero los de Lepaterique van a Ojojona y en julio nosotros venimos, con motivo de la fiesta del Apóstol Santiago, esta es una tradición muy llena de Dios, y este año hubo presencia de mucha juventud”.
Para el padre Tony este es un momento de evangelización y de ejemplaridad para ver como la fe puede unir a los pueblos, como las diferencias se ven superadas por la comprensión clara de que el bien está por encima de ellas. “Ese bien ha perdurado en esta comunidad y se traduce en solidaridad, en sentirnos hermanos, en seguir construyendo una Honduras más unida”.
El padre José Antonio Esquivel, religioso Carmelita, párroco de Lepaterique acompañó al padre Tony en la celebración eucarística, y dijo sentirse muy agradecido por la vista de la parroquia de Ojona quienes siempre han sido parte de esta festividad, haciendo crecer la fraternidad entre ambos pueblos.
TRADICIÓN
Al finalizar la Eucarística se hizo un recorrido con las imágenes de los santos por los alrededores de la parroquia, acompañados de centenares de personas a quienes no les importó caminar bajo el ardiente sol que en ese instante había, el sonido de las campañas se escuchó durante la procesión.
Una vez terminada la peregrinación se prosiguió al esperado encuentro de imágenes, las banderas empezaron a flamear, los tambores a sonar, y los gritos, vivas y aplausos no se dejaron de escuchar, ¡viva Santiago!, ¡viva San Sebastián!, ¡que vivan!