La menores que están en NPH, cada una tiene sus tutores, pero ellos les dicen tías a las que las cuidan y las consienten.
“Un niño nunca puede ser considerado un error, puesto que el error es del mundo de los adultos y del sistema que genera bolsas de pobreza y violencia, los niños son responsabilidad de todos, los padres no deberían sentirse solos en su tarea,” palabras del papa Francisco.Texto y fotos Delfina Janeth Lagos
dlagos@unicah.edu
“Con la ayuda de Dios en un futuro seré un gran médico y podré curar a muchos enfermos, no tengo a mis papas,pero si muchas personas que me van ayudar a realizar mi sueño”dice un pequeño ángel que vive en la Casa Hogar Nuestros Pequeños Hermanos.
Al escuchar historias como esas o seguir platicando con los menores de diferentes edades que hay en esa gran familia, vemos reflejado lo que pasa en el país. Son fruto de tanta pobreza, de la marginalidad, de la irresponsabilidad de padres y madres que abandonan a sus hijos y aun así en la mayoría de las ocasiones les damos la espalda.
Por ejemplo; “Con sólo el hecho de expresar que son el futuro del país, es decir son el mañana, pero en realidad son el hoy”, Así se expresa la directora de este hogar, la profesora Patricia Varela.
Para llegar a este hogar hay que tomar la carretera hacia Olancho, llegar al kilómetro 36 y ahí se encuentra un rótulo que muestra la imagen de un adulto y tres niños o niñas y en letras grande dice: “Bienvenido al Rancho Santa Fe, “Nuestros Pequeños Hermanos (NPH)”
HUÉRFANOS O ABANDONADOS
Todos los menores que viven en este hogar son pequeños en riesgo social, que han sido abandonados por sus padres por cualquier motivo y llegan a este lugar, ya sea porque algún familiar o amigo los lleva, o cómo los últimos menores que llegaron este año procedentes de la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (DINAF). A este lugar fueron trasladados algunos pequeños que estaban en los diferentes albergues de esa institución.
Para poder ser aceptados e ingresados a NPH los niños deben de ser huérfanos o abandonados por sus padres, los menores nunca son dados en adopción, para que crezcan en la seguridad de saber que NPH, es un hogar y que nunca serán forzados a dejarlo.
ESPERANZA DE AMOR
Este predio está rodeado de gran variedad de árboles, hay un pequeño río que pasa por la zona y a lo lejos se escucha el canto de los pájaros.Este hogar tiene varias casas de buena estructura, dignas para los infantes, pero ellos ocupan de la ayuda de muchas personas de buen corazón que sientan el deseo de apadrinar a los menores y así seguir dándoles mejor atención. Hay que recordar que todos los que viven en este lugar, en su mayoría son huérfanos y los que tienen sus padres son de muy bajos recursos.
Al entrar al rancho se camina unos cinco minutos y se llega hasta un puente y a lo lejos se escuchan cantos y platicas agradables de chicos de diferentes edades, que están jugando o en clases. En el Hogar hay un Centro Educativo que el año 2014 llego a más de 200 días de clase. “¡Hola, ¿viene a visitarnos?…. juguemos un ratito el juego de las manos o landa congelada!” expresa una menor de unos seis años de edad luce peinada con su pelo bien amarrado, tiene la piel algo rojiza debido a una alergia, pero eso no fue obstáculo para solicitar con su bella sonrisa y expresarme “juguemos” .
Las niñas y niños no tendrán a sus padres o familiares cerca, pero si una gran cantidad de tías ya que hay muchas voluntarias que deciden darse ese espacio y levantarse temprano a peinarlas(os) arreglarlos(as) y así hacerlos sentir como en una verdadera familia.
VALORES CRISTIANOS
En otro salón encontramos al padre Reynaldo Galindo, lo saludamos. Es una pequeña aula en la cual se mira de frente un pequeño Altar, la imagen de la Virgen de Suyapa y diferentes libros y varios objetos religiosos.
El sacerdote relata que en este lugar se respira paz, pero a la vez nostalgia, ya que hay muchas anécdotas de los adolescentes y algunos llegan con historias muy tristes y toca tratar de borrar de su mente esos momentos que han marcado sus vidas.
“Si tengo que hablar como capellán de este lugar y si pudiera pedir algo sería al Estado en sí,que miren a estos menores que son el presente de Honduras. Ellos ocupan mucho de todos, aquí se les da cariño, educación, tanto espiritual, como profesional,sus cosas para el aseo personal, cuentan con sus médicos, todo lo necesario, pero si se ocupa de mucho más y cada día llegan más menores y no se les puede olvidar” opinó el padre.
EDUCACIÓN
Jessica Palacios es la directora de la Escuela, y ella expresa que es un gran logro para la institución poder competir con cualquier otro centro educativo y eso se refleja en los menores que están en preescolar y en primaria.
La escuela cumplió 27 años de ser fundada, muchos niños comenzaron ahí sus estudiosy ahora hay entre ellos 28 egresados universitarios.“Unos ya venían avanzados en su primaría.Muchos de los graduados han decidido bridar su servicio profesional en el lugar; hay un médico, maestros, trabajadores sociales que fueron parte de NPH y al culminar sus estudios profesionales regresaron”, expresó la directora. Actualmente el Centro Educativo está preparando a un joven que forma parte de los pequeños diputados que integran el Gobierno Estudiantil y ese es otro logro.
El papa Francisco hace el llamado muy a menudo a no olvidar a los más necesitados y más a la infancia abandonada y escucharlos es deber de todos, “ellos igual son el presente y el futuro de un país”y Nuestros Pequeños Hermanos ocupa de la ayuda de todos.
“Le dimos vueta a la página”
Dos hermanas que crecieron en este lugar ahora son docentes de esta institución. Ellas son Xiomara y Patricia Reyes, llegaron a Nuestros Pequeños Hermanos cuando tenían siete y seis años de edad.
Xiomara, la hermana mayor, relata: “Mi padre me dejo aquí, ya que mi madre se le antojó abandonarnos, yo sólo llorando pasaba,al tiempo llegó mi hermana ya era más fácil. Recuerdo muy bien que antes de los siete años mi vida fue un martirio, mis padres me obligaban a vender mandarinas y tenía que llevar dinero para mantener a mis hermanos, si llegaba con las frutas y con poco dinero aguantaba hambre y claro me maltrataban, muy difícil, pero era mi realidad”.
“Cuando llego aquí,todo cambio, no ha sido fácil vivir con recuerdos y saber que nosotras no tuvimos y nunca sabré que es saborear una comida de una mamá, o sentir ese abrazo pero así nos tocó vivir a mi hermana y a mí”
Al seguir con la plática interrumpe Patricia, al ver que a su hermana mayor está a punto de llorar. “Sé que sufrimos de pequeñitas, pero haber llegado aquí fue una gran bendición. Ya somos profesionales; mi hermana es toda una maestra y a mí me falta poco para culminar mi carrera”.
“Ahora damos clases e incentivamos a los adolescentes que llegan a que se preparen; que aprovechen estar en este lugar, que se dejen guiar por el sacerdote, por los maestros. La vida no es fácil, pero se puede dar vuelta a la página y empezar de nuevo”. Con esas palabras de seguir adelante culminó su testimonio. Ellas están orgullosas de ser egresadas de NPH.