Caminar
Nueva imagen y misma luz
Jóse Nelsón Durón V.
Dada la portentosa magnitud de su velocidad, que es de 300, 000 kilómetros por segundo, la luz es capaz de recorrer la distancia entre el sol y la tierra en aproximadamente unos ocho minutos, es decir, la también pasmosa distancia que nos separa del astro rey, que es de 149, 700, 000 millones de kilómetros, aproximadamente, es recorrida por la luz en apenas ocho minutos;el sol que vemos en un momento dado ya no es el mismo sol; estamos viendo un astro ocho minutos viejo, pues la luz que emitió hace ocho minutos es la que en realidad estamos apreciando; el rostro que vemos en momento dado ya es el mismo, es unas millonésimas de segundo más viejo, y así sucesivamente.
Con esta idea en mente podríamos ir meditando en la necesidad de aplicarnos a la realidad actual de nuestro país, que ha dado saltos cualitativos que vale la pena tomar en cuenta para justipreciar el especial momento que vivimos. Somos un país nuevo cada día. Y los hechos nos lo demuestran. Y al paso de nuestra novedad debemos todos marchar, como las recientes demandas populares nos lo han exigido: estamos obligados a construir un país más justo y auténtico cada día que pasa. Para ello es necesario actualizarlo todo, pero con base en la realidad; el mismo sol, sólo que más viejo. Y más viejo significa más sabio.
Los sucesos que han causado las marchas allí están y las consecuencias de las faltas permanecen; es éstauna realidad que habrá que sacar a la luz para aplicar la justicia con la novedad de su firmeza, equidad y rectitud. Plato quebrado, plato pagado.
Hemos escrito que en la revisión de los actos de gobernantes, gobernados y otros que han sacadoprivilegios que no tenían (licitaciones y compras amañadas y viciadas, lavado de activos, abuso de poder, nepotismo y tantas otras modalidades de robo) debe prevalecer la verdad y la justicia, con el ánimo de evitar ligerezas, errores de procedimiento, acusaciones sin fundamentos probatorios e, incluso, “vivezas” de personas que intuyen o ven oportunidades de las que podrían sacar provecho. Y ya se están viendo.
Lo que los jóvenes de las antorchas exigen es justicia, y para lograrlo, debe ser mejorada la capacidad de aplicarla y no perder de vista los motivos fundamentales que parieron las marchas, pese a quienes desean seguir viviendo bajo el mismo sol y continuar disfrutando de sus mismos rayos, aunque en sus manipulaciones a diestra y siniestra incluyan la impresión en el mundo de un país que no cambia. Por el contrario, la luz actual nos revela que deseamos una nación que esté blindada contra la picardía y la injusticia y lo demuestra exigiendo claridad y nueva luz.
Organismos Internacionales, como la OEA y la ONU, que antes nos condenaron a la marginación, hoy responden a la solicitud exigida por la luz de las antorchas y parecen ir un poco más allá, pues además que facilitarán el diálogo nacional contra la corrupción e impunidad, contribuirán para fortalecer el sistema de justicia, con la participación de jueces juristas internacionales y nacionales, en un diálogo abierto, inclusivo y sin condiciones, así como la revisión del cumplimiento de las recomendaciones emanadas del diagnóstico del sistema de seguridad que elaboró la misma OEA y la institución de un observatorio del actuar de todo el sistema de justicia hondureño.
No podemos “tapar el sol con un dedo” y pensar que ya todo está resuelto y que los pícaros viejos y nuevos ya no tendrán las oportunidades de hacer y deshacer con los bienes de todos. La ambición no desaparecerá por arte de magia y las personas continuarán buscando el máximo provecho para sí, porque hay quienes viven sin importarles el prójimo, el bien común y la instauración del Reino de Dios en la tierra, pues su rey es el dinero. Por ello es que Ezequiel recibe aquella instrucción que hoy recibimos todos: “Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde, que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus padres me han traicionado hasta el día de hoy. También sus hijos son testarudos y obstinados. A ellos te envío para que les comuniques mis palabras. Y ellos, te escuchen o no, porque son una raza rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos”. Creo que en estos tiempos y en materias tan delicadas como la justicia, la verdad y el bien común, debemos ver sobre el hombro y valorar lo que tenemos al frente: una sociedad que están queriendo envenenar con odios antiguos, queriendo levantar polvos pasados para poder clavar sus cabezas en el suelo. Aunque la luz sea la misma, la imagen patria tiene que ser nueva.