Semanario FIDES

EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

Los signos de los tiempos

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Caminar
Los signos de los tiempos
Jóse Nelsón Durón V.
Mucha razón tiene el señor Presidente cuando afirma que Honduras está cambiando; en realidad, el mundo entero está cambiando; y todo en la vida se modifica, evoluciona, crece, envejece y muere. La creación, que nunca termina en el calendario humano, es dinámica, solícita y eficiente; ampliamente similar a su propia fuente: el corazón bueno, dulce y sabio de Dios.Frente a estas corrientes renovadoras, sobre todo en el aspecto humano, los pueblos que no evolucionanmueren o caen víctimas de sus propios errores, insuficiencias, injusticias y omisiones, como nos lo demuestra el espejo irrebatible de la historia humana, testigo sereno de estrepitosas caídas deimperios, sátrapas, invasores, dominadores ypoderosos, que creyeron más en sus potencialidades que en Quien da la fuerza y los dones temporalmente, para que los hombres de todos los tiempos busquen y procuren el bien común, sentido auténtico de la vida que compartimos.
Como muy bien lo cataloga el Secretario Ejecutivo de Pastoral Social/CÁRITAS de Honduras, padre German Cálix, los movimientos sociales que se observan en las distintas urbes del mundo y últimamente en las nacionales, son signos de los tiempos que estamos viviendo, así como de las inconsecuencias a que se someten los ciudadanos, que reaccionan, cada uno, ante sus propias realidades existenciales, no siempre ajustadas a los intereses de todos o no enmarcados en la justicia, verdadero calibrador de la calidad del entorno vital de cada uno. Sin pretender tener la capacidad para calificar las realidades de otras partes del mundo, sí nos sentimos llamados a intentar valorar algunas circunstancias que rodean las marchas en nuestro país, con el único y bien intencionado deseo de sopesary colaborar, con el permiso y la participación de quienes leen, en la creación de una conciencia general madura y, consecuentemente, útil, por eficaz. En primer lugar, vale la pena meditar en las energías que impulsan a los jóvenes marchantes, porque jóvenes son las almas que abren sus pechos valientes y sangran con el dolor de los demás; por esta sola y especial razón, tienen todo el derecho de manifestarse. El más rudo y sordo reclamo de los jóvenes que marchan,surge de la impotencia, recordemos; así como de la impunidad,que desafía al más indignado y humilde corazón.
Entre tanta gente indignada, hay quienes valoran y justiprecian la situación social que les ha impulsado y tienen una idea concreta y firme de los pasos que deberán ser tomados para conseguir los cambios que el país entero aguarda de su Gobierno, que ha abierto puertas en el camino de los vendavales sociales y que ahora debe copar con ellos. Estas personasdeberían ser, si fuese posible, identificadas y escogidas, para acordar acciones urgentes con las autoridades,dentro del proceso de un diálogo cívico-gubernamental, para alcanzar los escaños en que se asentarán la dignidad, la verdad y la justicia nacional. La observación del comportamiento de las Marchas de las Antorchas permite apreciar el cuidado con que han sido planeadas y todo catracho que ya está “hasta el copete” de las picardías de algunos aprovechados en el ámbito público, empresarial, sindical, universitario, magisterial, comercial y otros, no puede menos que aplaudir y congratular.
Dos aspectos muy importantes deben ser observados en todo el proceso abierto, la generalidad de la aplicación de las acciones que se exigen y la preservación de la lucha de contaminaciones políticas retorcidas, en especial aquellas que ya han mamado con igual o peor impunidad del generoso pecho de la patria. Es más, éstas últimas deben también caminar por el mismo pasillo de la auditoría social y de la demanda judicial, con la celeridad que requieren los distintos casos, cuyas implicaciones han lesionado tanto los derechos ciudadanos, han sido incluso motivos de muertes, dolores, sufrimientos e inconmensurables perjuicios al progreso, educación, salud, trabajoy bienestar de todos. No hay duda que este tipo de crisis hace posar las inquisitivas miradas de la sociedad sobre todos los que tienen en sus manos el bienestar de la población y son instrumentos del desarrollo o de la pobreza de una nación, entre los cuales ostenta grandísima importancia la empresa privada hondureña, cuyas actitudes y actuaciones deben ser congruentes con la población, de donde les llega la materia prima, el personal y los beneficios. Las tendencias modernas en administración de negocios apuntan hacia el desarrollo del capital humano y hacia la solidaridad de las empresas, por medio deuna responsabilidad social empresarial que cultive los valores en el elemento humano, mismo que, lejos de ser la extensión de una máquina, es una persona que vive, siente, se alegra, sufre, entristece, ora, tiene sueños y aspiraciones de triunfar y hacer triunfar a su familia.

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Esta entrada fue publicada el 22 junio 2015 por en Caminar, Punto de Vista.
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