Semanario FIDES

EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

Diaconado permanente

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Diálogo “Fe y Razón”
Diaconado permanente
Carlos E. Echeverría Coto
carlosecheverriac@gmail.com
El diácono es el ministro consagrado menos conocido. La razón es muy sencilla. El diaconado, que tuvo abundantes representantes en los primeros siglos dela Iglesia, muchos de los cuales llegaron a los altares, fue desapareciendo como institución permanente. El por qué se lo dejo a los expertos en Historia Eclesiástica. Únicamente recordaré, en primer lugar, que durante las primeras seis décadas del siglo XX (y desde muchísimo tiempo atrás), eran ordenados diáconos únicamente quienes se preparaban al sacerdocio –o sea que se trataba de un ministerio transitorio. En segundo lugar, que el Concilio Vaticano II, en la Constitución Dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia, numeral 29 resolvió “…restablecer en adelante el diaconado como grado propio y permanente”, habiendo recordado pocas líneas atrás que se trata de “…el grado inferior de la jerarquía”. En tercer lugar se dispone que pueden optar al diaconado permanente hombres jóvenes, quienes deberán conservarse célibes, pero también “…hombres de edad madura, aunque estén casados.”
La feligresía católica de Honduras ha tenido poca oportunidad de interactuar con los diáconos, pues, además de su tradicional condición transitoria, su número ha sido insuficiente para cubrir todas las parroquias y su duración ha sido breve. Les han visto ayudando en el altar, quizá bautizando, leyendo el evangelio y tal vez predicando. Otros menesteres pastorales también los realizan los seminaristas, los ministros extraordinarios de la comunión y los delegados de la Palabra.
Es oficio propio del diácono, según Vaticano II “…la administración solemne del bautismo, el conservar y distribuir la Eucaristía, el asistir en nombre de la Iglesia y bendecir los matrimonios, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y la oración de los fieles, administrar los sacramentales, presidir los ritos de funerales y sepelios” además de estar “dedicados a los oficios de caridad y
En la Iglesia hondureña la decisión de ordenar varones casados como diáconos permanentes, es muy reciente (unos 3 años), al punto de tener en la Arquidiócesis de Tegucigalpa un único diácono permanente en la persona del Rector de la Universidad Católica, Dr. Elio David Alvarenga. El que esto escribe será, Dios mediante, el segundo, a partir del 20 de junio. Algunos diáconos permanentes, ordenados en el extranjero y pertenecientes a órdenes religiosas, en poco número, han estado ocasionalmente apoyando a la jerarquía en algunas diócesis de Honduras. Tal es el caso actual del Diácono José Peñate, en la cuasi parroquia de la Santísima Trinidad.
Los diáconos permanentes casados lo llegan a ser, mediante autorización de su esposa. No puede ser de otro modo, pues se trata, en ambos casos, de un estado de vida de carácter sacramental, cuyos efectos son permanentes. Las responsabilidades de esposo y padre no se deben ver afectadas, antes bien, deberán ser desempeñadas con mayor dedicación, si cabe. Por su parte, se espera que la familia de estos diáconos sea ejemplo de vida cristiana en sus respectivas comunidades y brinden su apoyoen el desempeño de las funciones en que puedan cooperar.
Pedimos a nuestros amables lectores oraciones reiteradas por todos los que en estas semanas y en toda Honduras, están recibiendo el orden presbiteral y el orden diaconal.

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Esta entrada fue publicada el 22 junio 2015 por en Diálogos Fe y Razón, Punto de Vista.
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