Fray German Burgos, párroco de San Francisco de Asís Catacamas, se unió al estilo evangelizador de las redes sociales que se impulso en esta ultreya.
Llegaron de Campamento, San Esteban, Gualaco, Dulce Nombre de Culmí, Juticalpa y todos los lugares donde los cursillistas hacen sentir su fuego en el Espíritu Santo.Texto y fotos Carlos Moreno
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El Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC), celebró su Ultreya Diocesana como una gran fiesta, que une a los hermanos de colores de todo el departamento de Olancho. El gozo y fe, que se vivió en el evento que caracteriza el potencial de este movimiento en nuestra Diócesis.
Sacerdotes, religiosas y religiosos que acompañan en la asesoría espiritual de los cursillistas, llegaron a vivir junto a cientos de cursillistas esta Ultreya; dar gracias a Dios, por caminar y hacer historia de fe en medio del pueblo olanchano, motivados por ver el espíritu cristiano que brilla en los ojos de cada cursillista activo o hermanos y hermanas que han tenido un encuentro personal con Cristo en un cursillo.
Los hermanos de la parroquia San Francisco de Asís de Catacamas, lanzaron la casa por la ventana, en una fiesta cristiana llena de oración, alabanza y celebración de la fe. La concentración de colores manifiesta el corazón con que estos hermanos reunidos en pequeños grupos siguen las huellas de Jesús, por eso se afirma que para los cursillistas perseverar en el Evangelio es vivir en gracia, y esa experiencia se logra en la amistad con Cristo.
Los anfitriones montaron toda una logística que caracteriza a un movimiento que vive la hermandad, la cercanía y la fiesta tal como la vivieron el pasado domingo donde recibieron a cientos de hermanos que reviven sus colores y sienten que renuevan fuerzas en el Señor.
Alegres hermanos cursillistas venidos de Campamento, San Esteban, Gualaco, Dulce Nombre de Culmí, Juticalpa y todos los lugares donde los cursillistas hacen sentir su fuego en el Espíritu Santo; llegaron para tender un abrazo, que se volvió más efusivo con los niños y jóvenes que acompañan y hacen de este evento un espacio para congregar la familia cursillista.
Unas palabras del hermano óscar Barahona, como presidente del Secretario Diocesano del Movimiento Cursillista, fueron la exhortación para seguir mostrando a su militancia un mundo que necesita de Cristo. Maravillosos momentos de testimonios, charlas seglares y el tema central que engalano en torno a Cristo esta fiesta.
Al final de la Misa los cursillistas regresan a sus parroquias como enviados a dar testimonio del gozo que sólo se puede lograr viviendo en la gracia de Jesús.
En el cierre de la Ultreya, un signo maravilloso ha sido la entrega de la imagen a los hermanos de la parroquia Nuestra Señora de Suyapa de Patuca, quienes dieron un adelanto de la preparación que realizaran en los próximos meses para la Segunda Ultreya Diocesana del año.
El camino quedó preparado para Patuca, y para seguir celebrando la fiesta del amor de Dios, que a nivel nacional se vivirá en la ciudad de Tocoa, donde se llevará a cabo la masiva manifestación de fe por parte de los cursillistas.