El Cardenal Rodríguez fue elegido por unanimidad por la Comisión Central de la CEDES para presidir la misa de la vigilia.
“Tenemos un intercesor poderoso que conoce a su pueblo, la pobreza, el sufrimiento, el dolor, la muerte, porque con su vida y su testimonio, dio su vida por sus ovejas, por ser un pastor para ellos”.Texto y Fotos Eddy Romero
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Enviado Especial
El Cardenal Óscar Andrés Rodríguez presidió la Vigilia que sirvió de preámbulo a la Beatificación de Monseñor Romero. Con esta celebración se inició una extensa jornada de preparación que contó con varias congregaciones religiosas y centenares de feligreses que celebraron la vida del Obispo salvadoreño.
La comisión central de la Conferencia Episcopal de El Salvador CEDES eligió por unanimidad al Cardenal Rodríguez, para que fuera el quien presidiera la Eucaristía inicial de esta vigilia.
Este acto litúrgico comenzó con una procesión desde la Catedral rumbo a la Plaza El Salvador del Mundo. Este recorrido ya es una tradición, todos los 24 de marzo, día en que asesinaron a Romero, se realiza esta procesión, con la salvedad que siempre se comienza desde la plaza rumbo a la Catedral y en esta ocasión fue al revés.
La lluvia comenzó a caer en la capital salvadoreña, pero esta no fue obstáculo para que miles de feligreses se acercaran al lugar establecido para dicha festividad. Alrededor de las siete y media de la noche, hora prevista por los organizadores, se entonaba el canto de entrada y el escenario principal se vestía de un color blanco y rojizo por las vestimentas de varios Obispos y presbíteros que concelebraron este Eucaristía. Posterior a la Eucaristía se tuvo una jornada que duró toda la madrugada. Estuvo a cargo de algunas congregaciones religiosas y de la fundación Romero.
MENSAJE
En la homilía, el Cardenal hondureño resaltó que “la sangre de nuestro mártir a lo largo de estos 35 años ha estado clamando al cielo, pero no en un sentido de venganza y negativismo, sino al contrario, de bendición, del cordero inmolado, así como el Señor Jesús, para la salvación de su pueblo”.
“Esa sangre derramada por odio a la fe, ha dado un fruto a lo largo de estos años, por eso esta noche queremos en primer lugar darle gracias a Dios, que regalo a esta Iglesia de El Salvador y a la Iglesia de Centroamérica y a la Iglesia de todo el mundo un mártir”
El Cardenal Maradiaga visiblemente contento, dijo que “el ejemplo de su vida está allí, lo hemos visto todos, especialmente en estos últimos años que se ha profundizado y se ha hecho llegar hasta los rincones más apartados, un pastor humilde, sencillo, que desde el principio de su vida llevo como decía san Pablo, las huellas de la Cruz de Cristo, por la salud, la pobreza, las dificultades que tuvo, después de ordenado sacerdote, cuando incluso estuvo prisionero en Cuba”.
EJEMPLO
Rodríguez aprovecho el momento de la homilía para comentar algunos hechos en la vida de Monseñor Romero. Destaco la cercanía que tuvo con los pontífices de sus tiempos y la fidelidad al ministerio que había recibido.
“Un detalle que muy pocos conocían, regresaba en plena Segunda Guerra Mundial, en una nave, siendo Italia, parte del eje, todos los que participaban y venían en esa nave, eran considerados enemigos de los aliados, allí estuvo sufriendo también”.
“Llega definitivamente a su querida tierra y como un humilde servidor, trabaja primero en Anamorós, luego en San Miguel como un sacerdote fiel, prudente y santo. Es llamado primero como Obispo Auxiliar de San Salvador, luego como Obispo de Santiago de María, posteriormente Arzobispo de esta querida Arquidiócesis, allí le toca dar, lo que nos dijo hoy la primera lectura, prodigarse especialmente por los pobres, por los humildes, siendo la voz de los que no tienen voz, por la justicia, por la paz, por la reconciliación”.
VALENTIA
“Incluso cuando tuvo que hablar con mucha fortaleza, jamás estuvo movido por el odio, jamás por ningún sentimiento negativo. Tuvo la valentía de recordar el quinto mandamiento y de saber que hay leyes que son injustas y que por consiguiente, cuando se trataba de la pérdida de vidas humanas, como decían los apóstoles, hay que obedecer antes a Dios que los hombres”.
“Este hombre de Dios, porque en todo momento fue así, un sacerdote que amaba el sacerdocio, que fue servidor fiel, prudente y humilde. Nunca buscó estar en el candelero o estar destacando por ningún motivo más que por el amor, precisamente cuando le toco tener que desempeñar ese servicio que nadie más podía prestarlo, el directamente afronto también el martirio, si me matan, resucitare en el pueblo salvadoreño”.
“Le mataron y hoy está vivo, vivo entre los santos del cielo, para demostrar que hay más alegría en dar que recibir, que vale la pena entregarse por amor y para servir a Dios y al prójimo. Monseñor Romero fue un hombre de Dios, así fue definido por tantos pastores, así fue definido por los papas. Las cosas de Dios se celebran con Dios. Mártir quiere decir testigo, testigo de una fe viva”.