Este fue el clamor popular de un pueblo agradecido por la Beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Obispo y Mártir por odio a la fe, que entregó su vida en el momento más sagrado para un hombre de Dios, en la Eucaristía.
Obispos centroamericanos proponen a Romero como su patrón.
“Resucitaré en este pueblo salvadoreño”.
Un hombre multifacético al servicio del Señor.