Semanario FIDES

EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

Propiciando el tiempo

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Propiciando el tiempo
Jóse Nelsón Durón V.
Hay definiciones de «el tiempo» en varias disciplinas del pensamiento que son absolutamente válidas en el campo de su interés. Para el caso, la mecánica clásica permite ordenar los sucesos entre la ocurrencia y la observación,en el pasado o en el futuro y, cuando no hay diferencia, es decir, los dos actos son simultáneos, se produce el presente. En la física relativista, el tiempo “depende del sistema de referencia donde esté situado el observador y de su estado de movimiento, es decir, diferentes observadores miden diferentes tiempos transcurridos entre dos eventos causalmente conectados.”
De cualquier manera y, considerando que el propósito de esta columna es totalmente diferente, vamos a arriesgarnos a decir que el tiempo es un pedazo de tu vida; una tajada de la existencia que Dios te regaló,separada con interés deliberativo.
Cada día, cada segundo cuentacuando se valoran los acontecimientos y los frutos obtenidos de ellos, porque en los asuntos del Reino las obras son una medida de la fe. Una consecuencia de esta deliberación podría llevarnos a sopesar qué interés predomina en el interior de cada persona y en qué instala preferiblemente su atención; alguien podría decir, por ejemplo: “¿para qué voy a economizar el tiemposi tengo toda la eternidad por delante?” Otra persona podría afirmar: “Debo aprender a adorar a Dios en apenas una hora, con toda sinceridad, en cada Misa, para poder adorarle por toda la eternidad. Debo dejar el pasado fuera del Templo para vivir desde ya la eternidad en cada Eucaristía, porque, como dice el refrán: “EL tiempo perdido hasta los santos lo lloran”
Dejar el pasado sería equivalente a perdonar, olvidar mis intereses, mis ansias de dinero, poder y fama; llegar pobrecito al templo; pobre hasta de cualquier admiración, curiosidad, amistad humana y necesidad de comunicarme o de hacerme notar, porque el Altísimo Señor irrumpe en la vida ordinaria de los hombres de todas las épocas y plugo donar al mundo la santísima Eucaristía como viático para el regreso a Casa, pagado con la preciosísima sangre del Señor Jesús en un aciago viernes, aproximadamente a las tres de la tarde. Esto lo entendemos, nos lo han explicado tantas veces que se nos ha vuelto trivial; por ello es que nuestras respuestas son automáticas, mecánicas, sin pasión alguna, como si mereciéramos tanto este magnífico don, que no recibirlo sería una burla. Lo recibimos como quien recibe un pedazo de pan cualquiera y, a veces, vamos al templo en calidad de banca, distraídos, mudos, sordos, idos ¿Pero sabes qué? Esta actitud es precisamente la razón por la que algunas personasvulgarizan y hasta profanan la solemnidad del santísimo Sacramento del Altar, que dignifica las manos, la misión y la vida de nuestros sacerdotes.
Todo lo demás está bien: los estudios, la cultura, deportes, espectáculos, la selección, la política y los demás actos de la vida diaria; incluso las protestas sensatas, demandas del bien común, justicia, paz y bienestar social para todos; la lucha contra la gigantesca corrupción que ha sembrado sus garras en la historia patria; la espera y la esperanza en un futuro mejor, exigiendo y confiando en que poco a poco los responsables deberán responder por sus respectivas responsabilidades y que, aunque sea a paso de vals o del xique del sueñito, nuestro país mejorará la aplicación de la justicia a todos los actores que, desde la política, han propiciado las situaciones de injusticia, miseria, falta de educación y desesperanza de los hondureños; que son todos los que han gozado de cargos de privilegio, ya sea por acción, desinterés, omisión, jugarretas políticas, corrupción y otras culpas, porque como dice el Beato Oscar Romero: “Las masas de miseria, dijeron los obispos en Medellín, son un pecado, una injusticia que clama al cielo. La marginación, el hambre, el analfabetismo, la desnutrición y tantas otras cosas miserables que se entran por todos los poros de nuestro ser, son consecuencias del pecado… Es un conjunto, pues, de pecado mutuo (Homilía 9 de octubre de 1977, I-II p. 266).”
La Iglesia está celebrando fuertes espacios litúrgicos desde el domingo de Ramos, la Entrada en Jerusalén del Señor Jesús,continuando por toda la Semana Mayor, el Tiempo de Pascua hasta el domingo de Pentecostés y, este día, la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Son tiempos fuertes, densos y especiales, propicios para cosechar en el misterio inefable de la Eucaristía los dones que Dios concede a Sus hijos, por la intermediación maravillosa de nuestro Señor Jesucristo.El Señor hizo ya lo que tenía que hacer, aprovecharlo para vivir eternamente es responsabilidad de cada uno. Amén.

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Esta entrada fue publicada el 2 junio 2015 por en Caminar, Punto de Vista.
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