Él no fue un político, no fue ni siquiera un teólogo de profesión, no fue alguien movido por ninguna ideología, sino alguien movido por una experiencia profunda de Dios.
Es llamado el santo de América, se le conoce por el amor y la cercanía que tuvo con los más desposeídos, así como por su predicación y el uso que le dio a los medios de comunicación. Un profeta en su tierra y un enamorado de Jesús y su Iglesia.
Texto y Fotos Eddy Romero
emromero@unicah.edu
Enviado Especial
Al hablar de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, es inevitable recordar aquel 24 de marzo de 1980, día que fue martirizado por odio a la fe, mientras celebraba la Eucaristía. Un hombre de Dios que se caracterizó por su amor a los pobres y sus denuncias ante la injusticia que se vivían en su tiempo.Romero, de personalidad tímida pero un hombre directo al momento de su predicación, es para muchos, el más grande salvadoreño que esta tierra ha podido dar. Honrado por otras denominaciones religiosas de la cristiandad como ser los anglicanos, quienes lo han incluido en su santoral.
Es uno de los diez mártires del siglo XX representados en las estatuas de la abadía de Westminster, en Londres y fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 1979. Se trata del primer salvadoreño en ser elevado a los altares y el primer Arzobispo mártir de América.
PREDICADOR
Para el presbítero Simeón Reyes, coordinador de la comisión de prensa de la Conferencia Episcopal De El Salvador CEDES, a Monseñor Romero “le gustó mucho hablar ante los micrófonos, aunque su personalidad era más bien tímida, no fue un Obispo extrovertido, más bien era reservado, pero cuando le tocaba hablar, ya sea por la predicación, lo hacía con la mayor naturalidad como que si fuera esa su especialidad”.
Muchos hablan que sus mensajes eran lo más impactantes, Reyes afirmó que “sus homilías, algunas duraban más de dos horasy no aburrían, han captado el corazón, las decía con mucho convencimiento, aunque muchas incomodaban, había que decirlas, sobre todo,el que fue un pastor que vio el sufrimiento de tanta gente”
Reyes se preguntó ¿por qué las homilías fueron tan famosas allí en El Salvador?A lo que afirmó que todo El Salvador se paralizaba a esa hora, “mis papas eran de los que escuchaban las homilías de Monseñor Romero, era porque la palabra se sentía con mucha convicción, mucha fe, mucho compromiso, con el deseo que esta palabra hable a los que están escuchando”. Una de las principales características que se conoce de Romero es su compromiso con los pobres, ya que él no se podía ser indiferente a los demás.“La voz de Monseñor Romero nos invita a todos, cada uno en su propia circunstancia a poder mirar al otro como un hermano, como alguien que tiene la misma dignidad que yo, es algo en lo que está trabajando mucho el Papa Francisco, una Iglesia que siente, que mira, que sirve, que se abaja, que hace fiesta desde el Evangelio, desde esa dignidad grande que tiene toda persona” dijo Reyes.
PROFETA
Monseñor Silvio José Báez Ortega, Obispo Auxiliar y Vicario General de la Arquidiócesis de Managua, experto en Teología Bíblica y Obispo Presidente de la Comisión de Vida Consagrada de Nicaragua, no muestra una visión del mártir salvadoreño a la luz de las sagradas escrituras.
Para Báez los profetas del Antiguo Testamento “fueron hombres de una profunda experiencia de Dios, pero al mismo tiempo, hombres que llevaron a su pueblo en momentos históricos, a veces muy complejos, hombres que expusieron su vida, sufrieron en su propio cuerpo, pienso por ejemplo en Jeremías, toda su vida fue una pasión, hombres consumidos por la Palabra de Dios. No hay contradicción entre ser un hombre de Dios y un hombre del pueblo” como lo fue Monseñor Romero, quien fue catalogado como profeta de nuestros tiempos.
“Para la vida consagrada en particular, El beato salvadoreño viene a recordar la importancia de la consagración a Dios, porque a Monseñor Romero sin referencia hacia Dios, sin referencia al misterio, a la fe, se le deforma totalmente” Afirmo el prelado centroamericano.
“Él no fue un político, no fue ni siquiera un teólogo de profesión, no fue alguien movido por ninguna ideología, sino alguien movido por una experiencia profunda de Dios. Creo que la primera gran aportación de Monseñor Romero a la vida consagrada y la Iglesia en general es un llamado a una profunda experiencia de Dios. Basta escuchar sus homilías o leer su diario y uno se encuentra con un hombre de una profunda experiencia interior” finalizó.