Un hombre de admirar por su humidad y entrega de llevar la palabra de Dios a las periferias. Monseñor Guido Plante Q.D.E.P.
Monseñor Guido Plante fundó el Hogar de la Esperanza, el cual es una casa para los más pobres que no tienen donde dormir.
Texto y foto Delfina Janeth Lagos
dlagos@unicah.edu
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Los feligreses y amigos de Monseñor Guido Plante, fallecido el Domingo de Pentecostés, no dejaban de expresar su agradecimiento y ponderar las bondades de quien por más de 30 años pasó haciendo el bien por la Zona Sur hondureña y por un breve período se convirtió en su pastor al ser elegido obispo de esa región.Su generosidad fue a toda aprueba y su apoyo a los más necesitados agigantó su personalidad, pues en silencio y con humildad realizó su labor entre los pobres más pobres.
Presentamos algunos de esos testimonios de quienes lo conocieron y hoy lloran su partida, pero saben que Monseñor Guido goza ya en la Casa del Padre
HUMILDAD
Para el Obispo de la Diócesis de Choluteca Monseñor Guido Charbonneau recordar a su querido amigo es llenarse de nostalgia por su partida, pero a la vez alegría porque ya está feliz en el cielo “Hasta su gran anhelo se le concedió, morir el día del Espíritu Santo, él fue un gran asesor de la Palabra de Dios y si tengo algo que admirar de él fue su humildad, su entrega y su gran espíritu de sacrificio.
Élnunca dijo no al trabajo, aunque anduviera cansado, siempre estuvo a la par con los fieles, regañándolos, aconsejándolos pero siempre enfocado al Reino de Dios”
De igual manera se expresa Monseñor Héctor David García, Obispo de la Diócesis de Yoro, él cual es originario del Departamento Choluteca y vivió muy de cerca las reflexivas homilías de Monseñor Plante.
“Si tengo que recordar a mi Obispo me quedo con sus grandes consejos, sus reprimendas, su capacidad de humildad, sencillez y mucha entrega por la gente y mi gran maestro en la clase de Moral, en el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa. Hay mucho que aprender con esa gran escuela que fue Monseñor Guido Plante, a él no se le conocía por los grandes discursos, si no por los hechos de la vida”
ENTREGADO
Al consultar a los fieles de la Diócesis de Choluteca y acercarse a ellos, nos encontramos con doña Virginia Aguilar, originaria de San Lorenzo Valle. Ella, con su voz entrecortada relata; “Mi padrecito, cómo recuerdo sus consejos, su cariño y ese gran don de gente. Él llegaba con las Sagradas Escrituras a evangelizar y se sentaba en mi cocina a comer su tortilla, fue tan humilde por lo que le doy gracias a Dios por traernos desde tan largo este gran ser humano, muy estricto sí, pero muy interesado en los más pobres de todo Choluteca”
Otra de las familias que está muy consternado por su pérdida son los esposos Vázquez Martínez. Ellos lo cuidaron hasta sus últimos días desde que cayó en cama. “No es fácil saber que ya no está, nosotros caminamos en muchos templos con él ayudándole y cuando ya no podía levantarse. Fue difícil ya que era inquieto, muy enojado pero con un gran corazón de servicio, daba consejos y siempre ayudaba en lo que fuera posible al que más necesitaba. Fue una gran compañía y con lágrimas de tristeza sufrimos por no volver a tener entre nosotros a ese gran ejemplo de valentía y humildad”
Son tantas las palabras, testimonios, del pueblo de Choluteca que recuerda al hombre de las misiones que llegó hace más de 30 años a la Diócesis de la cual no volvió a irse,se enamoró de su gente, de sus comidas, de ese calor tan característico de esta zona y el alma se fue al cielo pero su cuerpo quedo ahí en la Catedral Inmaculada Concepción de Choluteca.