En la parroquia El Calvario se manifestó intensamente la oración, esto sólo es una muestra de lo que se da en todas las parroquias.
Un avivamiento espiritual sin medida, un desborde de fe y devoción se vivió en cada uno de los templos.
Texto y fotos: Suyapa Banegas
sbanegas@unicah.edu
La Solemnidad de Pentecostés, trae consigo siete regalos: Don de sabiduría, Don de inteligencia, Don de consejo, Don de fortaleza, Don de ciencia, Don de piedad, Don de temor de Dios dones que nos recuerdan que la presencia del Todo Poderoso está siempre con nosotros. La Madre Iglesia nos regala este gran acontecimiento donde se nos recuerda la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Madre Santísima. Por lo tanto en cada templo se está a la espera del Paráclito en una vigilia permanente, con diferentes actos, eucaristías y actividades que puedan reavivar el fuego espiritual.
Fuego que se ve reflejado en la alegría que se manifiesta en cada feligrés quien no quiere perderse la oportunidad de vivir este acontecimiento. Dicen que rememorar es volver a vivir y eso es lo que se vivió en varias parroquias de la Arquidiócesis hasta donde Fides llegó. Un avivamiento espiritual sin medida, un desborde de fe y devoción se vivió en cada uno de los templos, vivas, aplausos, danza, música, charla y claro no podía faltar la oración. Estas características se manifestaron en cada lugar.