Semanario FIDES

EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

Se adelantó para reír con Dios

Momento en el cual pese al dolor sus hijos fueron confortados, y el féretro entraba al santuario de Suyapa en medio de interminables aplausos.

Momento en el cual pese al dolor sus hijos fueron confortados, y el féretro entraba al santuario de Suyapa en medio de interminables aplausos.

“En todas las homilías se destacaron las cualidades de Danilo Aceituno, cada  sacerdote aportó lo que conocía de este hombre, y a más de alguno le sacaron lágrimas y sonrisas confortando a la feligresía que a los pies de la “Morenita de Suyapa” se repone de esta irreparable pérdida”.
TextoSuyapa Banegas
Fotos: Equipo Fides
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Su voz se apagó en el mes dedicado a la Madre Santísima, a unos días de ser beatificado Monseñor Óscar Arnulfo Romero, y celebrar una de las fiestas más importantes que tiene la Iglesia: la Fiesta de Pentecostés.Jovial, carismático, experto en temas eclesiales y de la vida, amigo, padre ejemplar, y esposo fiel, aún con todo lo que significó la Radio Católica para él amó a su familia y siempre había el suficiente tiempo para vivir plenamente cada uno de los momentos imperecederos dentro de su hogar.
Vino a este mundo un 23 de julio de 1969, amante del fútbol desde su niñez, afición que disfrutó jugando las famosas “potras” en el barrio donde se crió. Los años transcurrían y este pequeño se preparaba para ser médico, pero el médico del alma cambió el rumbo de sus planes. Fue en un grupo juvenil donde él conoce al Señor guiado por el amor de su amada Sandra Lourdes con quien  procreó cuatro hijos varones: Christian de 18 años, Jovel de 16,  Pablo de 10 y Andrés 7 años de edad.
El hombre de las carcajadas y la eterna sonrisa, para el que no había obstáculo ni barrera que romper, y si no lo hacía con su famosa frase “Animo y con más fe”. Se supo ganar el cariño de la gente quien lo escuchada hasta donde permitiera llegar la señal de los 910 a.m. desde esa cabina de radio y desde donde se originara una transmisión hacia palpitar el corazón de la gente con su vitalidad.
Es difícil creer que perdió una batalla, pero ganó la mejor de las carreras como lo dice San Pablo en 2 Timoteo 4: 7 “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe”. Fe que le permitió dar este paso a la vida eterna con mucha paz, misma paz que transmitía a través de su manera de saludar a los demás.
Fue ese mismo carisma el que impulsó a muchos a llegar hasta el Santuario Nuestra Señora de Suyapa donde fue velado durante dos días el cuerpo de este singular hombre. A Cada hora se oficiaba una Eucaristía celebrada por varios sacerdotes a quienes les tenía mucho aprecio y este aprecio era reciproco.
Las filas eran interminables para poder acercarse al féretro y contemplar al comunicador. Era inevitable que algunos se sintieran conmovidos y mojaran sus rostros con lágrimas pero les reanimaba observar las pancartas que estaban arriba del altar mayor con las palabras que hacen recordar al “negro” como cariñosamente le decían algunos.
En todas las homilías se destacaron las cualidades de Aceituno, cada  sacerdote aportó lo que conocía de este hombre, y a más de alguno le sacaron lágrimas y sonrisas confortando a la feligresía que a los pies de la “Morenita de Suyapa” se repone de esta irreparable pérdida.

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Esta entrada fue publicada el 1 junio 2015 por en Arquidiócesis.
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