A ejemplo de María, las madres juegan un papel muy importante en la educación y formación de valores cristianos y morales en sus hijos.
Expresamos el reconocimiento a todas las mujeres que como madres transmiten la fe a sus hijos o que como catequistas tiene una “maternidad espiritual” en tantos niños, niñas y adolescentes, así como aquellas que intentan evangelizar en la política, la economía y la cultura del país.La situación que viven las mujeres en Honduras plantea dos tipos de respuesta de todo cristiano y cristiana: por un lado la misión de hacer presente los valores del Reino en un país donde crece la violencia machista–incluyendo feminicidios- o, por el contrario, esconderse en una burbuja para no hacer cambios.
Cualquiera que sea la actitud de cada quien, en función de su género, clase social o por la influencia de los medios de comunicación –los cuales suelen pintar al machismo como algo “normal”-, la madre Iglesia recuerda cuál ha de ser la misión frente a las desigualdades entre mujeres y hombres. Como lo expresan los obispos de Latinoamérica reunidos en Aparecida (454),“urge escuchar el clamor, tantas veces silenciado, de mujeres que son sometidas a muchas formas de exclusión y de violencia en todas sus formas y en todas las etapas de sus vidas”.
“Lamentamos que innumerables mujeres de toda condición no sean valoradas en su dignidad, queden con frecuencia solas y abandonadas… tampoco se valora ni promueve adecuadamente su indispensable participación en la construcción de una vida social más humana y en la edificación de la Iglesia”, advierte el Episcopado Latinoamericano, recordando al mismo tiempo que la mujer que es pobre, afroamericana o indígena sufre doble discriminación en este continente.
Porque ser mujer, en efecto, va más allá de la imagen estereotipada que explota el consumismo en este mes de mayo, donde relaciona su rol de madre con “la línea blanca” de electrodomésticos, los arreglos florales y, en general, sus deberes con el marido o los hijos. La función de las mujeres dentro de la sociedad, la Iglesia y el mismo hogar tiene mayor alcance, un papel de verdaderas “libertadoras” a ejemplo de la madre del Señor, de María Magdalena –primera testigo de la Resurrección- y de heroínas que les precedieron en la historia de Israel como Ester y Débora.
CRISTO RECOMPONE LAS RELACIONES DE GÉNERO
Por tanto, para todo bautizado y bautizada que evangeliza (con su palabra y testimonio) en países como Honduras, no existe mejor modelo que lo que Jesús hizo con las mujeres de su tiempo, contrario a la cultura machista imperante en su entorno: habló directamente con ellas, perdonó a las pecadoras, las curó, las reivindicó en su dignidad (ver Jn 8, 1-11), las eligió como testigos y las incorporó a sus discípulos más cercanos. Un misionero que no hace lo mismo o que no promueve un trato similar en la Iglesia ni en la sociedad hondureña, no es fiel discípulo de su Maestro.Desde las Obras Misionales Pontificias Arquidiocesana (OMP-A), expresamos el reconocimiento a todas las mujeres que como madres transmiten la fe a sus hijos o que como catequistas tiene una “maternidad espiritual” en tantos niños, niñas y adolescentes, así como aquellas que intentan evangelizar en la política, la economía y la cultura del país.