Semanario FIDES

EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

“Tú mirada Virgen María”

Es necesario en nuestra sociedad hondureña ver con ojos de misericordia a todos nuestros hermanos, el Papa lo ha dicho,  es urgente ver a Jesús en las personas con las que nos encontramos a diario.

Leonardo Alexander Asencio Cruz.

Leonardo Alexander Asencio Cruz.

Leonardo Alexander Asencio Cruz.
II de Teología
Arquidiócesis de Tegucigalpa
Hay miradas que conmueven y que impregnan el alma,  basta hacer un recorrido hacia los recuerdos. Menciono una experiencia de vida; por ejemplo,  cuando me despedí de mi familia, luego de darle un abrazo a mi  madre para emprender el camino formativo después de compartir los consejos de mi padre,me  subí al carro que me conduciría al  Seminario. Mi familia salió  a la puerta de la casa la mirada de mi madre, me seguía mientras el carro estaba en marcha y aunque no pronunció palabras, en mi corazón se quedaron  sus oraciones.
Cuantas miradas podemos recordar… situémonos en el contexto de Vida entre Nuestra Madre Santísima y la de Su Hijo Jesús,  ella recibió la primera mirada de Su Hijo en el pesebre; la  mirada agotada y cansada cuando se dirigía al camino de la cruz, la última miradadesde la cruz en el momento que murió y porque no decirlo,  la mirada en  el encuentro gloriosos de su Hijo resucitado.
Indiscutiblemente situó la mirada de la Virgen María porque ella tiene sus ojos en sus hijos, es decir en nosotros y a veces podemos  perder de sentido que la mirada de Dios también  nos ve. En el Génesis encontramos las siguientes interrogantes de Dios al hombre: “¿dónde  estás? (Gen. 3:9), ¿Caín, donde está tu hermano? (Gen 4:9), y la virgen María lo confirma: “El Señor ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava” (Luc. 1:48)
Cuando hablamos con los demás, lo primero que esperamos es que mientras conversamos nos veamos a los ojos. Eso nos hace  pensar que la mirada de la Virgen María estuvo puesta desde siempre en Dios, la mirada de Dios fue correspondida con un Sí.  Fijémonos entonces en la mirada de María Santísima que se da para todos por igual tan llena de amor y de gracia, no cambia a pesar de nuestras faltas, por ejemplo  el apóstol Pedro negó tres veces a Jesús y ella lo vio con el mismo amor, y así también no rechazo en su corazón a todos los verdugos de su Hijo y es que para una madre todos sus hijos deben ser  buenos. Perdonar entonces es amar y Dios nos ama tanto que nos dio a Su Hijo.
La virgen María nos ve, los acontecimientos lo dicen, sus apariciones durante la historia nos han llevado a Jesús y al amor del Padre dirigiéndonos a vivir en el espíritu Trinitario. Son ojos de misericordia que se dan sin esperar nada. Es necesario en nuestra sociedad hondureña ver con ojos de misericordia a todos nuestros hermanos, el Papa lo ha dicho,  es urgente ver a Jesús en las personas con las que nos encontramos a diario.
Sólo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos. (Job 42:) Ver a nuestras Madres porque Dios nos las ha dado, ver a María Santísima  porque Jesús nos la dio en la cruz. Santísima virgen míranos porque así Jesús nos mirará.

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Esta entrada fue publicada el 5 mayo 2015 por en Ecos del Seminario.
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