“Antes de formarte en el vientre, te escogí, antes que salieras del seno materno te consagre…” Jeremías 1,4-10.17-19Encontrar el camino que uno aspira o desea en su vida es difícil, sobre todo, cuando se piensa que todo ya está dicho sobre su futuro. Yo era uno de ellos; mi proyecto personal de vida estaba definido según yo a los 17 años. Me había graduado de Maestro de Educación Primaria en la Escuela Normal Mixta Pedro Nufio y quería estudiar Economía en la Universidad, ése era mi plan, pero no el de Jesús.
Y es que estando en mi último año de estudio en la Normal, un amigo de la parroquia Santa María Reina, Diner Andino, en la entrada del Templo, previo a la Eucaristía dominical me preguntó ¿Jony, a vos te gustaría ser sacerdote? Mi respuesta al instante fue ¡Ni loco! Yo quiero formar una familia con 2 hijos.
Pero no imaginé que esa pregunta iba a sondear mi pensamiento por las próximas semanas. Hasta que un día me atreví a preguntarle al padre Marlon Díaz, en ese momento vicario de la Parroquia San José Obrero y actual párroco de Santa María Reina. Bien, en ese diálogo en confesión, por miedo claro, le expresé al padre mis sentimientos, él me dijo que fuera al año de discernimiento de la Arquidiócesis con el padre Carlos Rubio y que allí yo podría ver lo que Dios quería de mí.
Efectivamente fui al año de discernimiento y me di cuenta que Jesús me llamaba, pero estaba en mí, responderle positiva o negativamente. Participé de todas las actividades que me indicaron y viví todos los momentos que los seminaristas de la Pastoral Vocacional y el padre Carlos tenían planificado.
Con dificultades pude asistir al Encuentro Nacional de Compromiso en septiembre de 2013 en el Seminario, luego, en noviembre nos entregaron la carta en la que oficialmente el padre José Mario, rector del Seminario, me admitía para poder prepararme en la que hoy es mi casa de formación.
Cuando llego al Seminario con 18 años un 26 de enero de 2014, me doy cuenta que sí se puede dejar todo por Cristo a esa edad, dejar un sueño para seguir un llamado, dejar a la familia para adquirir otra y dejar lo que yo creí que era mi vida para encontrar la que sí es en verdad.
Ahora también confirmo lo que el libro de Jeremías claramente expresa: Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré…pues todo lo que yo había planeado estaba definido para mí, sin Dios, y cuando él decide hacerme el llamado era necesario incluirlo en mi proyecto de vida, jamás encontraré una respuesta a eso. Sólo sé que era el plan de Dios.
Ya con 19 años voy confirmando que no vale la pena seguir a Jesús a temprana edad, sino que vale la vida. Yo voy entregando esa misma vida a Jesús para que todos los días la moldeé como él quiera, expresando también la letra de aquella canción titulada: En manos del alfarero.
Doy gracias porque le he respondido al Señor a temprana edad, lo cual me permite prestar un servicio desde mi juventud a las personas que pueda ayudar, y que ellas vean en mí el “rostro de Jesús en un joven”, y se acerquen a la casa por excelencia de todo Cristiano, la “Iglesia”.
Jony Roberto Murillo Paz
Arquidiócesis de Tegucigalpa
Primero de Filosofía