Color, fervor, reflexión y creatividad fue demostrada en la semana mayor celebrada en la capital industrial de Honduras.Texto y fotos Johanna Kattán
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Todas las parroquias de la Diócesis de San Pedro Sula estuvieron en constante actividad, llena de sus feligreses y viviendo con fervor la Semana Santa 2015. Las redes sociales mostraron cantidad de fotografías de todos los lugares donde se realizaba alguna procesión o durante una celebración.
Las primeras fotografías que muchos compartieron fueron las del Domingo de Ramos, mostrando a sus comunidades, a sus sacerdotes compartiendo con los feligreses, también hubo muchas fotos de niños y bebés participando en las procesiones.
Para los católicos en el Departamento de Cortés, una celebración que los une en Semana Santa, es la Misa Crismal. Como ya es tradición, el Miércoles Santo se celebra en la Catedral San Pedro Apóstol la Misa Crismal, presidida por el Obispo Ángel Garachana y su auxiliar Monseñor Rómulo Emiliani.
Es una celebración donde se reúnen todos los sacerdotes de la diócesis, las religiosas y religiosas de las diversas congregaciones y todo el pueblo de Cortés. “Esta eucaristía es una comunión del presbiterio presidido por el obispo y el pueblo de Dios, que es un pueblo sacerdotal, llevo 21 años presidiendo esta Misa Crismal”, dijo Monseñor Garachana.
El obispo en esta eucaristía, reiteró a los sacerdotes a renovar su fervor, su preocupación, el interés de sus comunidades y parroquias, “que el paso del tiempo, para los que llevan mucho tiempo o empiezan, no se nos enfríe ese espíritu”.
“Les invito sacerdotes, a hacerse consientes de la consagración que han recibido, renovemos la gracia de la consagración, haciéndonos consientes y disponibles para la acción del espíritu en nosotros, renovemos la gracia de nuestra consagración”, expresó el Obispo de la Diócesis de San Pedro Sula, Ángel Garachana durante la Misa Crismal.
También les resaltó a no perder el fervor, “vivamos santamente nuestro ministerio, vive lo que enseñas, vive lo que realizas, no somos funcionarios, el ministerio de santificación marca, compromete nuestra vida para vivir santamente, renovemos ese llamado a la santidad. Reflexionó sobre este año dedicado por el Papa Francisco a la vida consagrada. Hombres y mujeres que han sido llamados a este estilo de vida. La consagración propia del sacerdote, la iglesia nos enseña que los hombres llamados al sacerdocio. Consagrados para un ministerio sacerdotal, en una triple función: Apacentar la comunidad, anuncia la palabra y santificar por los sacramentos”.
“Algunos hombres y mujeres son llamados por Dios a vivir en pobreza, castidad y obediencia, la iglesia nos enseña que estos hombres y mujeres que han aceptado este llamado son consagrados con una especial consagración que desarrolla en ellos la consagración bautismal, en esa forma específica de vida, que supone una profesión publica de los votos, un estilo de vida, que reproduce el estilo de vida de Jesús”, explicó Monseñor Garachana.
Este año, la participación de los jóvenes fue destacada, dándoles vida a los personajes de la pasión de Cristo. La juventud con creatividad y fervor se encargaron de revivir escenas que marcaron la historia cristiana.
Una tradición sampedrana es la realización de alfombras de aserrín en el barrio Barandillas y alrededores. Todos los Viernes Santo los habitantes y vecinos de esa zona residencial se unen para crear coloridas alfombras. Este año hubo más asistencia, no solo de los vecinos sino de otras zonas, que sabiendo de esta tradición se desplazaron hasta este barrió.
Con vestimenta relajada, varios sampedranos además de fotografiar las alfombras a las 6:00 de la tarde la procesión del silencio caminaron sobre ellas. El Obispo Ángel Garachana, encabezó la procesión, con su vestimenta de color negro y morado. En su recorrido se acercó a las personas que están sufriendo alguna enfermedad, o alguna discapacidad y a otros adultos mayores. El Obispo auxiliar Rómulo Emiliani compartió toda la semana con la feligresía del sector Rivera Hernández, Celeo González donde llevó palabras de esperanza. Fue un tiempo donde todos los pobladores se unieron como una gran familia, caminando con fe y proclamando la Gloria de Dios.