Semanario FIDES

EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

Representan escenas de la Pasión en el casco histórico de Tegucigalpa

En esta estación, Jesús cae por tercera vez, ante la mirada atónita de un infante que contempla esta representación del sufrimiento del Señor.

En esta estación, Jesús cae por tercera vez, ante la mirada atónita de un infante que contempla esta representación del sufrimiento del Señor.

Centenares de feligreses participaron en el  tradicional “Camino de la Cruz” que salió de  la Iglesia San Francisco, rumbo al templo del Calvario de Tegucigalpa. Por la tarde muchos estuvieron presentes en los oficios litúrgicos del Viernes Santo.Texto y Fotos Eddy Romero
emromero@unicah.edu
Paz para Honduras, No más feminicidios y respeto a la dignidad humana fueron parte de las peticiones realizadas por el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez  en el tradicional Vía Crucis de la Catedral Metropolitana que por trigésimo séptima ocasión le toca presidir.
Un mar de personas escoltó el camino al Calvario, en donde resaltó el cuadro vivo que hicieron los jóvenes, al encarnar cada uno de los personajes que estuvieron en la Pasión del Señor.
Asímismo se contó con las tradicionales andas de Jesús Nazareno, la Virgen María y la Verónica. Además del Cardenal, estuvieron presentes el padre Juan Carlos Martínez, párroco de Catedral y su vicario, el padre Carlos Rubio.

VIA CRUCIS
El tradicional camino comenzó en el templo San Francisco, frente al parque Valle, la imagen del Nazareno vestido de verde sobresalía, unos niños que cargaron una pequeña imagen de Jesús también robaron las miradas de los presentes.
Alrededor de las nueve de la mañana, cuando el Cardenal Rodríguez anunciaba la primera estación, los jóvenes debidamente vestidos con trajes de la época, empezaron la dramatización.
El recorrido se realizó por la Avenida Cristóbal Colón, en donde estaban ubicadas todas las estaciones hasta llegar al Calvario de Tegucigalpa. En cada estación el Cardenal junto con los presbíteros brindaban la debida reflexión, mientras los jóvenes de la Catedral representaban la estación.

OFICIOS
El reloj marcaba las tres de la tarde, cuando el Arzobispo de Tegucigalpa llegaba al Altar y se postraba enfrente junto a los presbíteros, todos en silencio y actitud de oración contemplaban el inicio de la celebración litúrgica de ese día.
En este acto litúrgico, se proclamó el Evangelio de la Pasión del Señor según San Juan. Para esto se utilizaron varias personas que leían la parte de los personajes.
Posterior a la homilía, se realizó la oración de los fieles, que  en este día tiene un tinte universal, ya que se realizan muchas peticiones.
Posterior a esto, se realizó la adoración de la Cruz, en donde todos los fieles pasaron con mucha devoción y dieron su ofrenda, la que en este día se colecta para enviar a Tierra Santa. Como última parte de este acto litúrgico, se distribuyó la comunión, con las formas consagradas en la Eucaristía del Jueves Santo.

MENSAJE
En la homilía el Cardenal Rodríguez explicó las escrituras y recalcó el sentido de este día santo. “El viernes santo, la muerte no es el final, la soledad no es la negación total. La muerte ha sido vencida” recalcó.
Rodríguez Maradiaga dijo que Jesús tiene sed del alma de cada cristiano, “sed de ti para salvarte, sed para que comprendas como te ha amado hasta el final. No es la sed indecible de un pueblo que esta desangrado totalmente, cubierto de heridas, expuesto al sol implacable del medio día, a la sed  física de Jesús en la cruz, hay que añadir la otra sed todavía mayor, la sed de su gran deseo de darle vida al mundo”.
“Este es el viernes santo del siglo XXI, la pasión de Jesús está presente en la historia de toda la humanidad, la historia de todos los vencidos, humillados, agredidos, pisoteados, miremos tantas víctimas que sufren, los emigrantes, los desahuciados, las víctimas de la violencia, los refugiados, los enfermos, los niños y niñas abandonados, las mujeres maltratadas, las personas sin hogar que viven en las calles  de las ciudades, todos los que sufren por cualquier causa, toda la pobreza, todo el hambre, todo el desamparo humano, todo el pecado del mundo se hace visible en el rostro de Jesús crucificado, está en el centro del viernes santo, en él  se nos revela el rostro de Dios que es amor”, insistió.

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Esta entrada fue publicada el 10 abril 2015 por en Arquidiócesis.
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