Luego de concluir la Eucaristía, se tuvo el momento de adoración a Jesús Sacramentado. El Monumento presentaba la figura de un sacerdote exponiendo el Santísimo.
El lavatorio de pies, la adoración a Jesús Sacramentado en el monumento, fueron parte de los momentos más significativos de la celebración del Jueves Santo que conmemora la Institución de la Eucaristía, centro y culmen de la vida cristiana.Texto y Fotos Eddy Romero
emromero@unicah.edu
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Con mucho fervor, miles de capitalinos se acercaron a la celebración de la Cena del Señor, acto litúrgico con el cual inició el Triduo Pascual, el memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
En la Catedral San Miguel Arcángel, el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, como Arzobispo de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, presidió la Eucaristía. Le acompañaron el padre Juan Carlos Martínez, párroco de esta Catedral John Wallace y Carlos Rubio. El Triduo Pascual es una sola celebración que inicia con esta Eucaristía y concluye con la Vigilia Pascual. Por lo que esta solemnidad no tiene bendición final como las eucaristías comunes.
LAVATORIO
Después de la homilía se realizó el lavatorio de pies, como signo del amor fraterno que predicó Jesús, “Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros”(San Juan 13, 14) Uno a uno entraron las personas que dramatizaron este acto. Mientras ingresaban el monitor leía una pequeña biografía de cada apóstol. Fueron elegidos por la comunidad y había de diferentes edades, siendo quien representaba a Pedro alguien mayor y quien personificaba a Juan, un joven.Durante el lavatorio, el personaje de Pedro tomó la palabra y citó la frase del Evangelio, en donde le dice a Jesús que a él no lo lavará, el Cardenal Rodríguez, quien actúa “In Persona Christi” contestó como lo hizo Jesús. Esto llamo mucho la atención de los presentes.
MONUMENTOS
Majestuosos monumentos realizaron las diferentes parroquias de la capital, para que los feligreses visitaran a Jesús Eucaristía, en esas horas de agonía, previo a la conmemoración de su Muerte y Resurrección.
Diversas decoraciones se encontraron en las parroquias. En la Guadalupe prevaleció la imagen de la Divina Misericordia. En la Catedral Metropolitana, estaba la figura de un sacerdote exponiendo el Santísimo Sacramento. En la Medalla Milagrosa, gran cantidad de feligreses estuvieron perseverantes en la oración ante Jesús. De Igual manera en la parroquia San Martín de Porres, el acompañamiento al Maestro no se hizo esperar. Mientras que en El Calvario de Comayagüela se representó el sacrificio que Abraham, iba a realizar con su hijo Isaac.