Este 28 de marzo, iniciará la tradicional Jornada de Ramos, que alberga una gran cantidad de jóvenes de la Arquidiócesis de Tegucigalpa y en donde se realiza el envío de los muchachos que estarán de misiones en esta Semana Santa.Eddy Romero
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Fotos archivo
Con el lema “Bienaventurados en el Señor”, centenares de jóvenes se aprestan a participar de la tradicional Jornada Juvenil de Ramos 2015, este 28 de marzo desde las siete de la mañana.
El punto de partida es la parroquia San Juan Bautista de la Kennedy, desde donde saldrán rumbo a las instalaciones del Instituto Salesiano San Miguel. Allí recibirán el mensaje del Cardenal Óscar Andrés Rodríguez.
El Arzobispo de Tegucigalpa, versará su discertación en el Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Juventud, que lleva por nombre “Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”.
Como todos los años, al finalizar el evento, el Cardenal hará el envío de todos los misioneros que partirán a vivir la Semana Santa en las diversas aldeas y caseríos del país, en donde no puede llegar un sacerdote.
SUDAR LA CAMISETA
Este año, el color de la camiseta será verde, muy llamativa para los jóvenes, por lo cual, la Pastoral Juvenil Arquidiocesana PJA, da el sentido del uso de la misma en toda la caminata. He aquí algunos estractos de las Catequesis preparatorias para esta jornada:
“Si bien es cierto que nos es malo guardar recuerdos que indiquen que estuvimos en los actos más representativos de nuestra vida y nuestra fe católica como un “gorro de pere”, una camisa de ramos o una cruz de envío; el problema reside cuando todos nuestros esfuerzos se van a la basura por “Una Camisa” que nos roba la energía de evangelizar: en pedir el dinero, rogar que hayan camisas, y conseguirlas en la tallas que se nos ha pedido.
No es malo tener una camisa y sentirnos bien con ella, lo malo es cuando se pierde nuestro objetivo, y ese objetivo es nuestro fascinar: peregrinar por y para Cristo con el corazón limpio.
Usar los elementos de identidad social como una camisa es bueno para hacernos ver y mandar un mensaje a las masas como grupo, pero en el día a día la camisa se engaveta, se destiñe, se dona, se usa de pijama y si le va mal, de trapo para limpiar la casa. Recuerda que el ser humano tuvo la necesidad de vestirse cuando Adán comió del fruto prohibido.
Nuestro corazón no necesita de una camisa, porque se viste de nuestros sentimientos y acciones, de lo mucho que lo cuidamos, y si en él esta Cristo y cuanto espacio ocupa Él en eso que llamamos corazón; eso si se ve día a día, la vestimenta de nuestro actuar, se basa en ser felices dentro y fuera de la Iglesia, reflejarlo y contagiarlo.
En este caso, sudar la camiseta no se refiere sólo al esfuerzo físico de caminar, sino al esfuerzo de guardar silencio y escuchar a Dios, orar en el camino e integrarnos todos como jóvenes de Iglesia”.