La Eucaristía es el centro de la vida espiritual, cada quien tiene la oportunidad de participar, vivir este gran sacramento.
Texto y fotografías: Marvin Guerra, Olman Espinal y Devin Pineda
En el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa como en todos los seminarios del mundo, se vive un proceso de formación que consiste en un desarrollo íntegro de la personalidad del candidato en respuesta al llamado de Dios. El seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa, casa de formación de los futuros sacerdotes de Honduras, recibe jóvenes de las distintas diócesis del país excepto Comayagua, por lo que es un seminario interdiocesano.
La institución ofrece un proceso formativo, el cual tiene como bases fundamentales cuatro dimensiones que ayudan a formar íntegramente en todos los aspectos al futuro sacerdote durante los ochos años de formación.
Dimensión humana-comunitaria
La dimensión humana – comunitaria, recoge diversos servicios todos ellos buscando el buen funcionamiento de la casa.
Con la coordinación del seminarista Pablo Ávila de III de Teología y la asesoría del P. Rolando Colorado, busca la integración, la armonía y la sana convivencia de los jóvenes y formadores del Seminario Mayor.
Esta dimensión nos comenta el P. Rolando “Como la misma palabra lo dice, es un crecimiento humano que se da mediante las relaciones interpersonales de una comunidad. El muchacho para crecer en esta área participa de todo un dinamismo en la institución bajo aspectos humanos y bajo aspectos comunitarios que podemos especificar como: recreativos y deportivos, de arte, de literatura”
Todas estas actividades que se realizan tienen como finalidad el desarrollo personal del joven candidato y le posibilitan mantener relaciones interpersonales estables con sus fieles en su futuro ministerio.
El deporte, aparte de darle salud física y mental al joven candidato, es muy importante para establecer relaciones de amistad sanas porque “a través del deporte aprendemos a relacionarnos, a crecer en ese comportamiento asertivo con los compañeros que viene a ser como si nosotros estuviéramos en una parroquia, el tipo de comportamiento que debemos tener para hacer efectiva una evangelización” finalizo.
Dimensión intelectual
La dimensión intelectual o académica es uno delos pilares fundamentales del proceso formativo. Esto con un objetivo, para dar razón de la fe. Esta dimensión está fundamentada por dos grandes bloques que son el área de filosofía que se culmina con cuatro años de estudio, incluyendo el año introductorio. Con estos cuatro años se pretende que el joven sea capaz de responder a las interrogantes fundamentales del ser humano acerca del hombre, mundo y Dios. Y el área teológica, que implica el estudio propiamente de Dios, tomando como base la Sagrada Escritura. Luego el joven después de haber culminado los ocho años de estudio regresa a su diócesis de origen, para ser ordenado diacono y después como sacerdote.
El prefecto académico y sacerdote Enrique Ramírez dijo: “Es un bello y exigente deber la formación académica de los seminaristas; no sólo porque ella los califica humanamente, los hace mejor personas, sino ante todo, porque los capacita para anunciar el evangelio de Cristo y hacerlos creíble frente a las exigencias legitimas de la razón humana”.
Dimensión espiritual
La dimensión espiritual es el alma de toda la formación, en la cual el seminarista se va configurando con la persona de Cristo como un verdadero Discípulo. Formando un corazón de buen pastor.A través de las distintas fuentes de la vida espiritual que el seminario ofrece: el encuentro con la Palabra de Dios, la Eucaristía, el Sacramento de la Reconciliación, la oración y el encuentro con María.
El vicerrector del seminario Padre Fredy Solórzanonos comenta en qué consiste: “es llevar al joven por los caminos del Espíritu, y esto se va logrando a lo largo del camino, mediante las grandes fuentes de la vida espiritual. En primer lugar el encuentro con la Palabra de Dios, esa escucha atenta a la voz de Dios; hoy en día por medio de la práctica de la lectio divina, esa misma palabra que va guiando al muchacho en su respuesta vocacional.”
También enfatizo en la vida sacramental “la Eucaristía debe de ser el centro de su vida espiritual, donde mana gracia viva y el sacrificio pleno del amor de Cristo. Cada tienen la oportunidad de participar, vivir y celebrar este gran sacramento. Y a la vez el ir a los demás sacramentos como ser la reconciliación de manera muy particular”
Finalizó mencionando la importancia de la vida de oración de manera personal y comunitaria apoyándose en la liturgia de las horas, también el cultivar el amor a la Virgen María como una madre que siempre les acompaña en su camino vocacional; y la relación con sus obispos, sacerdotes de sus diócesis a la cual regresarán dentro de unos años, para compartir su vida en el servicio sacerdotal.
Dimensión pastoral
La dimensión pastoral busca formar en cada uno delos seminaristas, pastores según el corazón de Dios, pastores con olor a oveja como lo dice el Papa Francisco.
A cada seminarista se le asigna un lugar de pastoral durante cada año el cual lo desarrolla junto a otros compañeros seminaristas y con toda la comunidad. Lo hace con el asesoramiento del párroco asignado de dicha comunidad. Los lugares más comunes que se acompañan pastoralmente son: los hospitales públicos, fundaciones, asilos, penitenciarias, medios de comunicación, procesos vocacionales en cada diócesis, y en su mayoría las parroquias.
“En el seminario se constituye, por medio de esta dimensión, los futuros sacerdotes de Honduras, para que puedan ser capaces de llevar la Palabra de Dios, ser capaces de acompañar al pueblo de Dios, ser capaces de proclamar el Reino de los Cielos, entregándose en cuerpo y alma al servicio por la evangelización”.Nos explica Rodolfo Varela, uno de los seminaristas encargados de esta dimensión pastoral, junto a Alex Ramos y el Padre Fredy Solórzano.
La formación del seminario busca ser integral con esta dimensión, para que los aspirantes al sacerdocio no se queden sólo con el conocimiento teórico, sino más bien que este conocimiento les pueda servir de ayuda en su práctica pastoral y viceversa. Ambas dimensiones no se pueden separar deben de estar íntegramente relacionadas en la vida del seminarista.