Semanario FIDES

EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

Ocho palabras para decir Cuaresma

P7cuaresma

Conversión implica volver la mirada hacia lo mejor de los hermanos, de sus dones y deseos, verlos con ojos de amor contemplarlos desde las promesas de Dios.
Texto BonifacioFernandez, cmf
Foto/archivo
La Cuaresma en un tiempo de preparación para la Pascua. Se recuerda así el camino histórico de Jesús hacia Jerusalén seguido por sus discípulos. Al mismo tiempo, se actualiza el camino pascual de los discípulos desde Jerusalén al mundo entero. Y se hace la memoria de nuestro camino bautismal en el hoy de nuestra vida cristiana.  En el tejido y la trama de nuestras biografías somos invitados a seguir haciendo el tránsito de la decepción a la esperanza, del abandono a la entrega a la misión, de la superficialidad a la profundidad, de la cerrazón a la confianza, de la dispersión a la integración.

CAMINO
La Cuaresma se inspira en la idea de camino, con sus etapas, con su meta, sus caminantes . Hay que moverse de un punto a otro. Desde la experiencia del camino de la vida evocamos los caminos del pueblo de Israel: la liberación de Egipto, el regreso del exilio.

CANSANCIO
El camino va asociado al cansancio. Peregrinar exige actividad, esfuerzo, decisión y resistencia. El camino  produce fatiga. Nos movemos cargados con muchas inquietudes, con muchas preguntas sin respuesta evidente; caminamos con las heridas que nos va dejando la vida; heridas en nuestra ilusión y entusiasmo. El cansancio del camino nos enseña a centramos en lo esencial.

COLOQUIO
El camino de Cuaresma es una oportunidad de coloquio. En primer lugar, coloquio con los otros caminantes. Se trata de profundizar la comunicación pero también coloquio con Dios en la oración.
Es tiempo para escuchar más intensa y profundamente la palabra de Dios. Dejamos reposar ante Él nuestras preguntas, nuestras quejas y lamentaciones. Le miramos a Él con los ojos escandalizados de tanta desgracia en un mundo abrazado por su gracia y, sin embargo, cargado de violencia y desesperanza.

CONVERSIÓN
Significa cambio de mirada, cambio de mentalidad. Dejar de ver la vida con los ojos cansados de la desesperanza y comenzar a verla con la mirada de la esperanza de Dios sobre cada uno de nosotros.
“La conversión es al mismo tiempo pastoral, social, personal. Se trata de convertimos a dar lo  mejor de nosotros mismos: mirarnos con ojos de amor. Conversión implica volver la mirada hacia lo  mejor de los hermanos, de sus dones y deseos, verlos con ojos de amor; contemplarlos desde las promesas de Dios, pues ésta es la identidad más profunda de cada persona.

COMENSALIDAD
En el camino histórico de Jesús con sus discípulos es muy significativo que se sienta a la mesa con los excluidos, los mal vistos. Se hace ver en malas compañías. Las frecuenta.
La hospitalidad es un rasgo de la cultura en la que desarrolla Jesús su misión personal y su formación de los discípulos que han de continuar su obra.

CENA EUCARÍSTICA
En el camino de Jerusalén a Emaús como iniciación a la fe pascual, los discípulos invitan al viajero para que entre en su casa; le invitan a cenar. Y la cena normal tras el cansancio del camino se convierte en cena eucarística; Jesús, bendice el pan, y se les abren los ojos. Reconocen en el viajero conversador la presencia de Jesús mismo ya resucitado.

COMUNIDAD
Por los caminos de Palestina Jesús va formando la comunidad de los discípulos, como núcleo más visible de la comunidad del reino. En el camino de Cuaresma somos llamados con insistencia a sentimos comunidad a experimentar que somos Iglesia. Y ello implica, pasar de la pasividad a la creatividad, de la ausencia a la presencia en la comunidad eclesial, de la actitud: “Iglesia son ellos” a la actitud “Iglesia somos todos”.

CONTAR LO VIVIDO
Otro ingrediente del camino cuaresmal hacia la Pascua es la narración de lo vivido; nosotros seguimos el camino cuaresmal de la experiencia de la pascua. Hacemos del camino cuaresmal y camino pascual. Recorremos la vía crucis sabiendo que el crucificado es el resucitado, y está presente en nuestra vida personal y comunitaria. No recorremos el camino de un héroe del dolor, que termina en el fracaso. Hacemos y compartirnos la experiencia de la presencia del resucitado por su Espíritu en nuestra vida, llena de ocupaciones y preocupaciones.

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Esta entrada fue publicada el 13 marzo 2015 por en Arquidiócesis.
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