Semanario FIDES

EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

Editorial del 26 de Octubre de 2014

Editorial

Una Honduras vulnerable

Toda la región centroamericana se encuentra afectada por los efectos negativos del cambio climático. Las variaciones extremas del clima, debido a los fenómenos meteorológicos de “El Niño” y “La Niña”, afligen de forma muy sensible, especialmente las zonas rurales y al importante sector productor agropecuario, fuente principal de las exportaciones regionales.
En el caso de Honduras, existe un espacio de corredor seco, en el cual se ha estado llevando raciones alimenticias a las familias allí radicadas. Se trata de productores que perdieron la cosecha de primera en granos básicos, debido a la sequía que afectó el país durante  los primeros meses del presente año. Sequía que provocó continuos incendios  forestales en todas las zonas geográficas del territorio nacional.
En los últimos días, existen reportes acerca de pérdida de cultivos de postrera, debido a las continuas lluvias que han caído. Lluvias intensas que han provocado el desborde de ríos y quebradas, inundando las superficies sembradas y destruyendo toda posibilidad de obtener los cultivos esperados.
El aspecto más doloroso de esta vulnerabilidad develada por el cambio climático, es que afecta con mayor poder de destrucción y daño a las familias más pobres, especialmente en las vecindades de las áreas urbanas. Con destrucción o fuertes daños en  viviendas pobres.
Todo se genera en el éxodo masivo de familias campesinas, del campo hacia las ciudades, ocurrido en las últimas décadas. Al llegar a la ciudad, estas familias han encontrado como único espacio habitable, las áreas que se encuentran a la orilla de ríos o quebradas. Y también se han instalado en terrenos baldíos, que son propensos a enormes deslaves, y por lo tanto, son causa de destrucción y muerte.
Es importante hacer destacar la enorme labor de prevención y socorro que brindan tanto Copeco, como las diferentes organizaciones de control de riesgos como los Bomberos, la Cruz Roja, Cáritas, el Ejército etc. que han estado alertando a la población sobre los daños posibles que se pueden suscitar en los distintos sitios vulnerables. Así como brindarles ayuda en los casos de ser necesaria su evacuación, para ubicarlos en albergues temporales.
Es una situación lamentable para familias enteras, que demanda de la solidaridad de la ciudadanía,  para paliar las necesidades urgentes de quienes han perdido  sus enseres, y han quedado con carencias de ropa y comida. Solidaridad necesaria mientras la situación se normaliza y puedan reubicarse en un lugar más seguro.
Es el momento apropiado para colaborar con generosidad. Para que se atienda en debida forma el sufrimiento que provocan, las dificultades que se experimentan cuando se vive en condición de albergado, y con el peso de la incertidumbre del futuro.
El Poder Ejecutivo, de inmediato ha autorizado un presupuesto para esta emergencia. Lo cual ha resultado muy oportuno, pues los operadores de riesgos pueden realizar su labor, sin que existan atrasos, por trámites burocráticos. Y se está trabajando en casi todas las regiones del país, pues los daños han abarcado toda la extensión territorial. Incluso hay destrucción de obras públicas importantes, que también deben ser reparadas sin mayor dilación.
Coincidiendo con la atención a esta emergencia, el gobierno también se ha anunciado, el diseño de un proyecto de vivienda popular, en el que participarán Banprovi, RAP y bancos comerciales, con el objetivo de mejorar la calidad de vida, de quienes no tienen posibilidades de obtener una vivienda, en las condiciones normales del mercado.
Es un programa habitacional muy sensible para paliar la pobreza de algunas familias, pero  que debe ser ejecutado de manera focalizada, para evitar la intervención abusiva de los activistas políticos o vividores de oficio. Ya ha llegado el tiempo de evitar que se pierdan  soluciones viables de lucha contra la pobreza, por los intereses mezquinos de quienes han hecho su “modus vivendi”  de la influencia política, la corrupción e invasiones de oficio.
El Bono Doce Mil y Vida Mejor, son dos programas sociales, cuyo éxito también depende que sean beneficiarios únicamente, aquellos que reúnan la condición de pobreza extrema, para darles oportunidad de vivir con dignidad.
Que los desastres provocados por la vulnerabilidad de la nación, impulse a un esfuerzo conjunto de todos los hondureños, para comprometerse en alcanzar la equidad y la paz,  y así establecer una sociedad solidaria.
Escuchemos las Palabras del Señor Jesús: “El que acepta mis Mandamientos y los pone en  práctica…ese me ama de verdad”.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Información

Esta entrada fue publicada el 24 octubre 2014 por en Uncategorized.
A %d blogueros les gusta esto: