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EL DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

Realidad que viven internos, del Centro Penal Santa Rosa de Copán

Cuando llega la cisterna a regalarles agua, los privados sacan todos los baldes para llenarlos.

Cuando llega la cisterna a regalarles agua, los privados sacan todos los baldes para llenarlos.

Más de 636 internos se encuentran en un total hacinamiento, así mismo carecen de otras necesidades básicas que todo ser humano necesita.Texto: Lilian Flores
liflores@unicah.edu
Fotos: Eddy Romero
La precariedad, el hacinamiento, el abandono y la inseguridad, son realidades que se viven en todos los centros penales del país, en donde los privados de libertad luchan por sobrevivir, con la ilusión de un día cumplir su condena, para luego reunirse con su familia.
Las causas y motivos por los que estas personas están recluidas en este centro penal, son diferentes, algunos ni siquiera estaban consientes de lo que hacían, a otros la necesidad y la pobreza los obligó a seguir en malos pasos, pero también hay de los que aún sabiendo, que lo que hacían estaba malo, disfrutaban haciéndole daño a otros.
Son diferentes las historias que han marcado la vida de más de 636  hombres y mujeres, en su mayoría varones quienes se encuentran recluidos en  el Centro Penal Santa Rosa de Copán. De esta cantidad la mayoría no han sido procesados.
La vida pasa factura, la ausencia de sus seres queridos,  ha hecho que muchos de estos privados reconozcan que la vida dentro del penal es dura y arrepentirse en ese momento no sirve de mucho, “porque ya no hay vuelta atrás, lo hecho,  hecho está” manifestó uno de los internos.

Problemática
Armando Corea Director de este centro penal, nos mencionó que las deudas que se tienen con los proveedores, es una grave limitante para el bienestar de los internos, es insólito que el gobierno presupueste 13 lempiras diarios para la alimentación de cada interno, cuando la medida de frijoles anda en un valor de 120 lempiras. “La ventaja es que a muchos de estos internos su familia les trae provisión y cocinan sus propios alimentos, otros compran en las casetas que hay dentro, pero no todos cuentan con esta facilidad” manifestó Corea.
Pero esto no es todo, para toda la penitenciaria solamente hay un vehículo y en mal estado, por lo que no  se da  abasto en uno solo, Corea  espera que estas precariedades se regulen por el bienestar de todos. Muchas veces se utilizan los vehículos de los mismos policías para hacer alguna diligencia que tiene que ver con el centro penal.

Oportunidades
El centro penal cuenta con diferentes talleres que permiten que los internos puedan aprender y preparase, para cuando cumplan su condena, y puedan sobrevivir, ya que es muy difícil para estas personas ganarse la confianza nuevamente de la sociedad.
La vida puede ser diferente para quienes quieran aprovechar las oportunidades de superación que se dan, a parte que les sirve como un trabajo, porque reciben una remuneración por lo que hacen, con este dinero algunos ayudan a sus familias o le sirve para sobrevivir dentro del centro.
En el taller de carpintería hay más de 15 hombres trabajando, elaboran diferentes artículos desde una silla, hasta un mueble de  cocina, otros se dedican al tallado y pintado, hay quienes hacen piñatas, aretes de concha de coco, pulseras, hamacas, atarrayas, y muchas manualidades que ponen a la venta en los días de visita.
“Sería muy bueno que se implementaran nuevos talleres para ampliar oportunidades a otros compañeros, la verdad es una gran ayuda al permitir que nos formemos y desarrollemos nuestras habilidades y destrezas, y reivindicarnos  por lo que cometimos, ya que somos seres humanos y tenemos derechos como los demás, el estar aquí me ha servido para reflexionar y darle otro sentido a mi vida” manifestó  Román Rivera mientras llenaba sus dedos de almidón para forrar una piñata.
Doce años de estar recluido en este centro penal no han sido en vano para Mauricio Pérez “me ha servido para reencontrarme y entender que debemos conducirnos diferente, siento que no es un tiempo perdido, he tenido la oportunidad de prepararme y llevar mis talentos, trabajo con bisutería y adornos con concha de coco, cacho de baca y algunas semillas, cuando salga pondré mi propio negoció y darle un nuevo rumbo a mi vida”.

Realidad
El hacinamiento de personas es una de las necesidades que viven estos privados, son muy pocas  las bartolinas que hay, en cada una hay tarimas de tres y cuatro tarimas, y según nos contaban los mismos internos, los que quieren dormir en las tarimas de abajo tiene que pagar una cuota mensual.
Los baños están en mal estado e incluso tiene problemas con el agua, les llega una vez o dos veces a la semana, y  los privados tienen que lavar su ropa, cocinar y bañarse. Algunas veces llega una cisterna a regalarles este vital líquido, por lo que tienen que sacar todos los baldes que cada uno tiene.
La tristeza invade a muchos de estos internos, quienes nos contaron que la mayor condena que pudieron recibir es la ausencia de sus familiares, quienes no los visitan desde hace muchos años, y tiene que vivir solamente con el recuerdo de los momentos que compartían  mientras estaban juntos,” para muchos  nuestra familia somos nosotros mismos, por eso tratamos de convivir lo mejor posible”.

Las mujeres
A un lado de donde se encuentran los varones, en otro edificio muy pequeño se encuentran más de 26 mujeres, igual cada una con su propia historia, la forma de vida para ellas es más tranquila porque son pocas en comparación con los varones. Sin embargo las necesidades son las mismas
Para ganar puntos realizan diferentes actividades que les asignan, como lavar pisos, paredes. Estas personas en su mayoría son madres de familia y lo que más les duele  de estar recluidas es que sus hijos han quedado solos sin la protección de ellas, pero reconocen que esa es una de las consecuencias que tienen que pagar por sus malos actos.
Igual para ellas hay talleres de bordado que les permite ganarse unos centavos, incluso una de ellas muele varias medidas de maíz, para vender con los mismos internos y como una sola familia se ayudan unas a otras.

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Esta entrada fue publicada el 16 septiembre 2014 por en Diócesis, Santa Rosa de Copán.
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