Reconocen labor misionera del Padre Mario
Por Carlos Ramos.
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Goascorán, Valle.- La tranquilidad característica de Goascorán en el Departamento de Valle se vio interrumpida por el sonar constante de instrumentos musicales ejecutados por alumnos del Instituto Marco Aurelio Soto.
La mañana, por ratos regalaba frescura y por momentos un calor sofocante se apoderaba de las más de doscientas personas que apresuradas llegaban a la entrada del pintoresco e histórico sitio que en 1969 vivió uno de sus peores momentos, con la recordada “guerra de las cien horas”.
Esta vez no huían para esquivar las balas, al contrario, se preparaban para recibir a un hombre que llegó con pasaporte canadiense y a pocos años se había convertido en un hondureño más, que trabajó constantemente por la mejora de la comunidad y que movido por su espíritu misionero entregó todo por sus hermanos goascorenses en el crecimiento de la fe, nos referimos al Presbítero Mario D´ Celles.
Las agujas del reloj marcaban las diez treinta de la mañana. De un vehículo color ocre bajó el Padre Mario, ataviado con camisa gris y su inseparable cuello romano. En su mirada se reflejaba alegría y nostalgia, en todo momento sobraron los abrazos para el hijo de la Sociedad de Misiones Extranjeras del Québec conocido en Honduras como “Padres Javerianos” que lleva gran parte de su vida sacerdotal en tierras hondureñas.
El acontecimiento fue organizado por la Asociación de Profesionales e Hijos de Goascorán y fieles de la Parroquia San Jerónimo guiada por el sacerdote Bernardino Lazo quienes decidieron reconocer la labor del clérigo que el próximo mes de julio arribará a sus 82 años y que siente las fuerzas de “un jovencito para seguir trabajando por mis hermanos” dijo el misionero de brazos fuertes y sincera sonrisa.
Total agradecimiento
Los petardos sonaban al son de los aplausos y frases de cariño “¡viva el Padre Mario! ¡Viva!” gritaba al unísono la muchedumbre. “es una emoción bien linda la que llevo en mi corazón, no me esperaba esto” dijo casi al borde del llanto el apreciado misionero que caminaba hasta el templo donde se celebraría el acto litúrgico.
El templo rápidamente fue abarrotado por la comunidad, que atentos, escucharon las vivencias del hombre declarado hijo de Goascorán “cuando vine fui recibido por el pueblo también. Toda una fiesta ya que era el primer sacerdote para Goascorán. Lo primero que hice fue conocer el templo, al entrar me quedé en la puerta, yo dije al cielo: ¿cómo voy a celebra la Misa acá? ya que estaba deteriorado por completo así que decidí celebrar la Misa en el corredor de la casa Cural” señaló.
D´ Celles explicó que una de sus preocupaciones fue la educación ya que no existía un colegio de Educación Media “peleé mucho con el Ministro de Educación no me quería dar el colegio, yo dije ¡no me importa!, lo empezamos escondido. Siempre he creído que para tener jóvenes de calidad hay que darles educación y después de tanto ir y venir lo logramos… ¡qué alivio!” en varias oportunidades fue interrumpido por sonoros aplausos.
Además, agregó el Vicario de la Catedral San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, todo fue posible por la “excelente comunión” con el extinto alcalde Belarmino Sierra que siempre le apoyó en todos los proyectos.
Reconocimiento
Al concluir la Misa los miembros de la Asociación de Profesionales e Hijos de Goascorán le hicieron entrega de un reconocimiento al Padre Mario, que le fue entregado por el Presidente de la organización Marlin Juárez quien dijo a FIDES “yo no lo conocía personalmente, pero de niño, y adolescente siempre escuché de su nombre y de la buena labor que realizó por el pueblo. Cuando le tendí la mano inmediatamente me di cuenta de la calidad humana de este hombre de Dios” señaló.
Actos culturales, música y declamaciones formaron parte del evento sobre todo del agradecimiento a un hombre que le tocó sortearse un sinfín de obstáculos e incluso proyectiles que salían producto de la irrazonable guerra, pero que nunca olvidó su misión de ser emisario del Evangelio y propagador del amor.
EL DATO
El Padre Mario D´ Celles llegó a Honduras en el año de 1959. Fungió como Párroco de Goascorán durante diez años en los que construyó, con la ayuda de la población, un parque frente al templo, un colegio, un campo de futbol y reconstruyó la parroquia, así como otras obras en beneficio de la comunidad. Durante el conflicto entre Honduras y El Salvador el Padre Mario se convirtió en bastión fundamental para que se respetaran los Derechos Humanos de ambas naciones.